Después de la emotiva victoria, el equipo disfrutó de un merecido descanso. Para Alexia y Lucía, este tiempo libre ofreció la oportunidad perfecta para acercarse aún más y explorar los sentimientos que ambas comenzaban a reconocer.
Una tarde, Alexia invitó a Lucía a dar un paseo por la playa, aprovechando el clima agradable y la tranquilidad del lugar.
—Necesitábamos esto. Es un buen descanso de toda la intensidad del campo —dijo Alexia mientras caminaban descalzas sobre la arena.
Lucía, disfrutando de la brisa marina, asintió—. Sí, ha sido una temporada intensa. Gracias por invitarme.
Mientras caminaban, las dos hablaron de todo: sus esperanzas, sus miedos y sus sueños. La conversación fluyó con naturalidad, y ambas sintieron una conexión cada vez más profunda.
Esa misma noche, Alexia propuso cocinar juntas. Se dirigieron a la casa de Alexia, un pequeño y acogedor apartamento decorado con detalles personales y cálidos.
—¿Qué te parece si preparamos algo sencillo pero delicioso? —sugirió Alexia mientras sacaba ingredientes de la nevera.
Lucía sonrió—. Me parece perfecto. ¿Qué tienes en mente?
Trabajaron juntas en la cocina, riendo y compartiendo anécdotas. La atmósfera era relajada y cómplice. Mientras la cena se cocinaba, Alexia puso música suave de fondo, creando un ambiente íntimo y acogedor.
—Siempre he creído que cocinar es una forma de mostrar cariño —dijo Alexia, sirviendo los platos.
Lucía, impresionada por la habilidad de Alexia en la cocina, respondió—. Y lo estás demostrando de la mejor manera. Esto huele delicioso.
Durante la cena, Alexia y Lucía comenzaron a hablar de sus pasados y de las experiencias que las habían llevado hasta ese momento.
—Nunca había sentido una conexión tan fuerte con alguien en tan poco tiempo —confesó Alexia, mirándola a los ojos.
Lucía, conmovida por la sinceridad de Alexia, tomó un sorbo de vino antes de responder—. Yo tampoco. Ha sido una sorpresa para mí, pero una muy agradable.
La conversación fluyó hacia temas más personales y emocionales. Compartieron sus miedos y esperanzas, sintiendo que cada palabra las unía más.
Después de la cena, se sentaron en el sofá, disfrutando de la comodidad y la cercanía. La conversación continuó, cada vez más profunda y honesta.
—A veces pienso en lo que habría sido de mí si no hubiese aceptado ser asistente en el equipo —dijo Lucía, recostándose en el sofá.
Alexia, sintiéndose cada vez más conectada, respondió—. Yo también me he preguntado eso. Pero estoy agradecida por cada momento que hemos compartido.
En un impulso de confianza y cariño, Alexia se acercó más a Lucía. Sus manos se rozaron suavemente, y ambas sintieron una corriente de electricidad que las recorrió.
—Lucía, quiero que sepas que... estoy aquí para ti, en todo momento. —La voz de Alexia era un susurro cargado de emoción.
Lucía, respondiendo al gesto, tomó la mano de Alexia y la sostuvo con ternura—. Y yo para ti, Alexia. Siempre.
Esa noche marcó un punto de inflexión en su relación. La cercanía que habían sentido durante los entrenamientos y los partidos se transformó en algo más profundo y significativo. Ambas sabían que lo que compartían era especial y que querían explorar ese vínculo.
Al día siguiente, durante el entrenamiento, sus miradas se encontraron más a menudo, y pequeñas sonrisas y gestos de complicidad pasaban desapercibidos para el resto del equipo, pero no para ellas.
Lucía y Alexia comenzaron a planificar más momentos juntas fuera del campo. Decidieron explorar la ciudad, visitar lugares nuevos y disfrutar de la compañía mutua en un entorno diferente al deportivo.
Un fin de semana, Alexia propuso una escapada a una pequeña cabaña en el campo, lejos del bullicio de la ciudad y del estrés del entrenamiento.
—Es un lugar tranquilo donde podemos relajarnos y simplemente disfrutar del momento —dijo Alexia, mostrando fotos del lugar a Lucía.
Lucía, entusiasmada con la idea, aceptó—. Suena perfecto. Necesitamos un descanso así.
La cabaña resultó ser un lugar encantador, rodeado de naturaleza y tranquilidad. Pasaron los días explorando los alrededores, haciendo senderismo y disfrutando de la calma que el lugar ofrecía.
Una noche, bajo un cielo estrellado, se sentaron junto a una fogata, compartiendo historias y risas. La conexión entre ellas se sentía más fuerte que nunca.
—Este es uno de los momentos más hermosos que he vivido —dijo Lucía, mirando a Alexia con ternura.
Alexia, tocada por sus palabras, respondió—. Estoy feliz de compartirlo contigo, Lucía.
Con cada día que pasaba, la relación entre Lucía y Alexia florecía, no solo como compañeras de equipo, sino como algo mucho más profundo. La cercanía que habían desarrollado en del campo se reflejaba en su relación.
El equipo notó la sinergia entre ellas, pero respetaron su privacidad, conscientes de que algo hermoso y único estaba creciendo.
Lucía y Alexia sabían que su relación tendría que enfrentar desafíos, tanto personales como profesionales. Sin embargo, estaban decididas a enfrentarlos juntas, fortalecidas por el amor y el respeto que sentían la una por la otra.
El camino por delante prometía ser emocionante y lleno de nuevas aventuras. Unidas por el deporte y por un vínculo cada vez más profundo, Lucía y Alexia estaban listas para escribir el próximo capítulo de su historia, una historia de amor, superación y éxito compartido.
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Segunda Oportunidad - Alexia Putellas
FanficDespués de una lesión que casi arruina su carrera, Alexia, una futbolista talentosa y apasionada, regresa al campo de fútbol con más determinación que nunca. En su nuevo equipo, conoce a Lucía, una entrenadora asistente y exjugadora con un pasado mi...