Capítulo 4: Obstáculos en el camino

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La semana había sido agotadora para Alexia. Cada día, se levantaba temprano, enfrentaba el desafío del entrenamiento y regresaba a casa exhausta pero determinada. Sin embargo, a medida que pasaban los días, empezaba a sentir la presión acumulándose.

El dolor en su pierna lesionada persistía, a pesar de todos los ejercicios de rehabilitación y cuidados que había seguido al pie de la letra. Cada paso era un recordatorio constante de su fragilidad, y cada vez que sentía una punzada de dolor, la duda se instalaba en su mente.

Durante el entrenamiento, Alexia notaba cómo algunas de sus compañeras la miraban con cierto escepticismo. A pesar de sus esfuerzos por demostrar su valía, el fantasma de la lesión aún la perseguía, sembrando dudas sobre su capacidad para regresar al nivel que alguna vez había tenido.

Lucía, siempre observadora, notaba el cambio en la actitud de Alexia. Durante los ejercicios, la veía luchar por ocultar su incomodidad cada vez que sentía una punzada de dolor. Al final del entrenamiento, Lucía decidió abordar el problema.

—Alexia, ¿puedo hablar contigo un momento? —dijo Lucía, acercándose a ella con una expresión seria.

Alexia asintió y la siguió fuera del vestuario. La luz del sol de la tarde iluminaba el campo de entrenamiento, creando un ambiente sereno pero cargado de tensión.

—He notado que has estado luchando un poco últimamente, Alexia. ¿Hay algo que quieras compartir conmigo? —preguntó Lucía, mirándola fijamente.

Alexia se sintió tentada a negar cualquier problema, a mantener su máscara de fortaleza intacta. Pero la mirada comprensiva de Lucía la hizo bajar la guardia.

—Es solo que el dolor en mi pierna parece empeorar cada día. He seguido todas las indicaciones de rehabilitación, pero no parece mejorar —confesó Alexia, con un dejo de frustración en su voz.

Lucía asintió con comprensión.

—Entiendo cómo te sientes, Alexia. Las lesiones pueden ser difíciles de manejar, tanto física como emocionalmente. Pero no debes ignorar tu dolor. Es importante que busques ayuda médica para abordar este problema antes de que empeore —aconsejó Lucía.

Alexia asintió, agradecida por la preocupación y el consejo de Lucía.

—Gracias, Lucía. Lo haré. Solo quiero volver al campo al cien por ciento, sin limitaciones —dijo Alexia, con determinación en su voz.

Lucía le dio una palmada en el hombro, transmitiendo un mensaje de apoyo silencioso.

—Lo sé, Alexia. Y lo lograrás. Pero primero, debemos asegurarnos de que estés completamente sana. No te preocupes, estamos aquí para apoyarte en este camino —dijo Lucía, con una sonrisa alentadora.

El peso de la preocupación se alivió un poco en los hombros de Alexia. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero ahora se sentía menos sola en su lucha. Con el apoyo de Lucía y el equipo, estaba segura de que encontraría una manera de superar este obstáculo y seguir adelante hacia su meta.

Al regresar al vestuario, Alexia se sintió renovada en su determinación. Aunque el camino hacia la recuperación aún sería largo y difícil, sabía que no estaba sola. Con cada paso que daba, se acercaba un poco más a su objetivo de regresar al campo en plena forma.

El sol comenzaba a ponerse en el horizonte cuando Alexia salió del estadio esa tarde. Miró hacia el cielo con renovada esperanza y determinación. No importaba cuántos obstáculos se interpusieran en su camino; ella estaba decidida a superarlos y demostrar que era más fuerte de lo que cualquiera hubiera imaginado.

Con una sonrisa en los labios y un nuevo sentido de propósito en el corazón, Alexia se alejó del estadio, lista para enfrentar los desafíos que el futuro le deparaba.

Segunda Oportunidad - Alexia Putellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora