Capítulo 20🌸

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Se dice por ahí que no hay mejor amor que el que nace en una reconciliación. Si hubiera forma de que el deseo tomara forma humana, fácilmente podría personificarse en ellos dos. Sus cuerpos agitados se movían en una danza obscena que los envolvía de forma ardiente. Sus corazones palpitaban con fuerza y parecían competir por salir de su pecho.

Apenas lograban rozar los labios por miedo a perder el aliento mientras sus manos exploraban el cuerpo del otro. La lluvia seguía cayendo en la tormentosa noche, quizás el exterior estaba frío, pero era imposible saberlo desde el calor que compartían en aquellas sábanas.

—Quiero hacerte el amor todos los días —habló con voz entrecortada y mordió sus labios.

—Te amo, Jaekyung —susurró sin aliento.

Él miró su rostro sudoroso y sus mejillas se tornaron de un carmín intenso; inevitablemente sonrió.

—¿Qué sucede? —preguntó confundido.

—Es que... es la primera vez que dices mi nombre mientras... mientras hacemos el amor.

Dan se ruborizó e intentó ocultar su rostro en el pecho del emperador.

—¿Te da vergüenza, hmm? —Tomó su barbilla y buscó sus ojos—. Qué lindo.

Embistió con fuerza, y lo hizo gemir. Eso era lo que quería: hacerle perder la cordura. Pasó sus manos por el exterior de sus muslos apretándolos y abrió un poco más sus piernas, permitiéndose moverse con más facilidad.

—D-despacio —suplicó cegado por el placer.

Obedeció, y le besó la frente, luego las mejillas y el cuello.

—Lo haremos a tu manera, Kim Dan. Dime qué es lo que te gusta más. Quiero saberlo todo, quiero que te sientas bien.

Dan lo miró sonrojado y lo abrazó con fuerza. —M-me gusta que me beses —murmuró—, que me beses todo el cuerpo.

Al instante sintió cómo crecía dentro de él, jadeó cuando los labios calientes rozaron su piel, atendiendo sin dudarlo sus peticiones. Lamió su cuello, mordió sus clavículas, lamió sus pezones. Entrelazó sus manos junto a las de él y continuó embistiéndolo hasta que el sol se asomó por las ventanas.

—Ahh, Jae... ya no puedo —suplicó sin aliento, intentando no quedar dormido por el cansancio.

—Está bien, hagamos una pausa, pero... —mordió su cuello— hoy no saldrás de esta cama, Kim Dan.




























El día transcurrió con tranquilidad aparente en aquella mansión. Aunque, si tomamos en cuenta que la palabra de un emperador es ley, realmente Kim Dan no salió de la cama en todo el día. Cuando llegó el atardecer, ambos tomaron la cena en la gran terraza de la casa, desde donde se podía ver el bosque. A medida que la oscuridad avanzaba, los grillos cantaban y las luciérnagas volaban de un lado a otro.

Jaekyung se puso un yacgwa de forma coqueta en la boca e invitó a su amado a que tomara su adorado postre de sus labios.

—Humm, qué oportunista —se burló el castaño fingiendo una cara molesta y se acercó a quitarle el dulce.

—¿Qué puedo decir? Me gusta besarte —sonrió con picardía.

El castaño rió de gusto y luego comenzó a probar la jalea de cerezas.

—Esta está muy rica —dijo emocionado.

—No me gusta mucho, pero te queda bien en los labios —lamió los restos que habían quedado en su boca y se chupó los dedos mirándolo fijamente.

Bajo el árbol de cerezo/ Jinx Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora