Capítulo 7🌸

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En el estudio del emperador entró rápidamente el primer secretario real, caminaba apresuradamente hasta llegar ante el emperador.

El azabache revisaba unos cuantos papeles mientras tomaba un poco de té. Tenía ojeras; había sido otra noche en la que apenas pudo pegar ojo. Así que su humor estaba muy delicado.

Debido a que su majestad no había dormido bien, lo único que lo tranquilizaba un poco eran los tés que preparaban en la cocina para que de algún modo aliviaran su mala noche.

El secretario entró al estudio y, después de hacer una reverencia, habló.

-Su majestad, tal y como usted ordenó, todo fue cumplido con la mayor discreción posible. Se le enviaron al campesino las ropas nuevas y también se cambió su estera por una más cómoda, tal como usted ordenó.

-¿Y la habitación? ¿También la prepararon?

-Sí, majestad. Hemos preparado una habitación para el joven, y según me han informado, se mudó a ella hoy en la mañana -dijo el secretario.

-Muy bien. Hoy en la tarde saldré del palacio, y necesito que nadie sepa que no estaré aquí, ¿entendido?

El hombre asintió con la cabeza, pero luego parecía inquieto.

-¿Qué sucede? ¿Tienes algo que preguntar?

-Perdone mi osadía, mi señor, pero ¿por qué saldrá hoy en la tarde?

-Eso no es asunto tuyo. Cumple con lo que te ordené, y no te atrevas a cuestionarme de nuevo -dijo con tono gélido.

-Perdóneme, majestad. Mi intención...

-A nadie le importan tus intenciones. Y ya lárgate de mi presencia.

El hombre temeroso hizo una reverencia y luego salió del estudio. Al llegar a la salida, otro secretario que estaba por los pasillos lo detuvo.

-Entonces, ¿pudiste averiguar algo? -le preguntaba el quinto secretario real.

-Claro que no. Solo sé que esta tarde el rey saldrá del palacio, pero no tengo idea de adónde irá, y tampoco me dijo nada.

-¡Qué incompetente eres! -dijo quejándose el hombre-. Tú eres prácticamente la sombra del emperador, sin embargo, las moscas del palacio saben más que tú.

- Y qué quieres que haga, su majestad jamás ha sido tan abierto. Nunca hablaría conmigo como lo hacía cuando era el príncipe. Claramente, no va hacerlo ahora.

- Bien, tenemos que seguir averiguando qué trama, y también por qué comenzó a favorecer tanto a ese campesino. Primero lo condena a muerte y luego lo exonera. Y ahora incluso le manda ropas nuevas y lo hace vivir en una habitación privada. ¿Será acaso que ese plebeyo le estará prestando sus favores?

- No, claro que no. Si bien su majestad tiene esos gustos extraños, él sería incapaz de rebajarse con un campesino. Además, todo lo está haciendo por orden de la doncella real Chin Mae. Ella fue la causante de que perdonaran al campesino -decía, alzando las cejas.

- Ja me preguntó si esa mujer habrá logrado...

- Ustedes dos, ¿qué tanto cuchichean? -dijo Min-Yon, acercándose a ambos hombres, quienes se dieron asustaron al verlo.

- C-comandante, qué placer. Solo hablamos de temas sin importancia, cosas triviales jiji -dijo uno de ellos, evidenciando nerviosismo.

- Deberían concentrarse en sus deberes y dejar de estar hablando como doncellas por las esquinas -les regañó el alto hombre.

- B-bueno, nosotros ya nos vamos -dijo el quinto secretario, agarrando de la mano al primero y huyendo de allí.

El comandante se quedó mirándolos por un momento y luego negó con la cabeza.

Bajo el árbol de cerezo/ Jinx Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora