Capítulo 5 🌸

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Pov Joo Jaekyung...

Otra mañana monótona tras los muros del palacio. Un nuevo amanecer, un nuevo día que se anuncia con las constantes entradas de los siervos que llegan a atender en mis aposentos. Qué fastidio, solo hay que ver cuán incompetentes pueden ser. Mi mera presencia los intimida, y no tolero a la gente temerosa y asustada. Es lamentable tener que soportar sus insípidas caras todos los días.

Después de que terminaron de vestirme, me senté a tomar el desayuno. Observé a mi alrededor mientras tomaba el té con calma. Hoy saldría de caza, el único medio que encuentro para liberar estrés últimamente. Estaba a la espera de Min-Yon, quien me acompañaría a las afueras del palacio, al bosque; quizás encontraríamos algún animal interesante para cazar.

Tensé mi arco, aguanté un par de segundos la respiración, mientras mi mira estaba en aquel antílope que justo pasaba frente a mí. Bastó un solo tiro para que el animal corriera despavorido. No tardaría en caer, la flecha fue certera.

-No le vuelvan a disparar -ordené a mis hombres-. El tiro fue mortal, quiero un cuero limpio.

Los soldados asintieron y enseguida comenzaron a seguir el rastro. Yo entregué el arco a un sirviente y caminé un poco en la dirección que ellos llevaban. Sin embargo, un movimiento tras los árboles llamó mi atención. Me acerqué a él, desenvainando un poco mi espada, y cuando estuve bajo su sombra, ¿qué fue lo que vi? Nada más que un sirviente del palacio, vaya decepción.

Sin embargo, este, completamente ajeno a mí, pretendía retroceder sin mirarme a los ojos, hasta que su delgado cuerpo chocó contra el mío. Enseguida me llené de ira, ¡qué atrevimiento el de este individuo! Iba a desenvainar mi espada y darle muerte allí mismo, por su falta imperdonable.

El sirviente se giró tímido hacia mí, pero en vez de mostrar pavor como hacen todos, su mirada parecía aliviada al verme. Como si esperara a alguien más y yo fuera su salvación, qué patético. Sin embargo, no tardé mucho en reconocer su rostro, aunque no estaba muy seguro; era aquel campesino insolente, que terminé perdonando por petición de la doncella real Chin Mae. Entonces, este pequeño bastardo intenta escapar. Ya verá lo que le espera.

- ¿Pero qué haces tú aquí...? - sorprendentemente, las manos de aquel individuo estaban sobre mi boca, tapándola mientras que con sus ojos me miraban con un temor y hasta un aire de grandeza.

- Guarde silencio, se lo ruego - soltó de repente con sus manos aún en mis labios - Sé que no nos conocemos, pero necesito que el emperador no me encuentre.

¿Qué? ¿Esto es una broma? ¿Quién se cree este insensato? Sin embargo, en sus ojos de veía que no mentía; el chico no sabía que estaba justo frente a mí. Entonces, él no me ha visto jamás. Vaya cosa interesante, simplemente no sabe quién soy y me trata como a un igual; es algo gracioso de ver. Alcé una ceja y me reí por lo bajo.

- No me digas, así que su majestad lo busca.

- Shhh - insistió, a modo de regaño -. Se lo ruego, no quiero que el emperador me vea.

Vaya, ahora hasta osa mandarme callar. Cuánto atrevimiento de parte de este pequeño atrevido. Lo miré un poco más; parecía aterrado solo de mencionarme, sin embargo, algo en él era muy interesante para mí. ¿Cómo era posible que un simple campesino tuviera manos tan suaves como las de una doncella noble y por qué su piel era tan blanca y tierna? Sus rasgos eran muy delicados y suaves; era imposible que un hombre así hubiera trabajado bajo el sol jamás en su vida. Y sus ojos... ¿por qué no podía dejar de mirarlos? Ese brillo que refractaba mi silueta en ellos, como si me atraparan allí. Este encuentro no era nada común, y pensar que pude haber pasado por alto una cosita tan pequeña e intrigante. Sonreí complacido.

Bajo el árbol de cerezo/ Jinx Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora