Bajo el árbol de cerezo/ Jinx Fanfic

Capítulo 0.0🌸

Antes de comenzar con esta nueva historia, quiero hacer algunas aclaraciones. Primero que nada, gracias por leer y estar aquí brindando tu apoyo, eso me hace muy feliz.

Esta historia está basada en el manhwa "Jinx" de la autora e ilustradora Mingwa. Los personajes de mi fanfic son su creación; yo, como fan de su trabajo, he creado una historia ficticia con sus personajes, pero obviamente no son míos, sino que pertenecen a su creadora.

Aclarado esto, lo siguiente que debes saber antes de leer es que mi historia está ambientada en el antiguo Corea, más específicamente en la dinastía Joseon. No soy una experta en el tema, pero sé un par de cosas, así que no esperes total fidelidad histórica, porque no soy tan conocedora. Aún así, haré mi mayor esfuerzo para llevarte al pasado junto a mí en estas líneas. Sin más, espero que disfruten...

                                
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La luz del sol acariciaba su maltratado rostro; entre el frío y la penumbra, aquel rayo de luz era un bálsamo para su piel, pero también anunciaba que muy pronto sería ejecutado.

Se retorcía en el frío suelo del calabozo; cada movimiento era una maldita tortura. Incapaz de moverse por las cadenas que apretaban sus muñecas y tobillos, esperaba sin ilusión su inminente destino. Morir en manos de un tirano, en un lugar al que jamás pidió ir y en el que nadie imaginaba que estaba.

A su pesar, sintió las rejas de la mazmorra abrirse, dando paso al retumbar de las botas de los guardias, quienes ahora serían sus verdugos. No hizo ningún esfuerzo por evitar su fatídico final, pues cada golpe en su cuerpo le recordaba que no tenía sentido hacerlo. A merced de sus manos, sintió su cuerpo maltrecho estremecerse en los brutos agarres de los guardias. Pero ya no importaba; hoy se acabaron todos sus sufrimientos, es mejor estar muerto a tener que soportar un segundo más en aquel infierno llamado palacio.

A rastras fue llevado por los pasillos desolados, apenas iluminados por las primeras luces del alba. Con pesar levantaba su rostro para quizás ver una última vez en la lejanía del jardín aquel dichoso árbol de cerezos. Pero antes de que pudiera cumplir su deseo, fue empujado a una habitación donde había varios siervos y siervas, esperando su llegada.

Una vez más, el suelo fue su destino. Retorciéndose, se preguntaba qué hacía en un lugar así. Entre la servidumbre, lo tomaron y lo despojaron de sus harapientas ropas, dejando su estropeado cuerpo a la vista. Sin decir una palabra, lo aventaron a una tina de madera llena de agua caliente, por fortuna no al punto de quemarle.

Sentir el agua tibia en su piel después de días sin bañarse era sin duda un privilegio que solo quien lo pierde puede añorar como él ahora. Varias siervas lavaron su cuerpo, algo que ya no le provocaba vergüenza; cuando conoces el infierno, estas cosas ya no importan. Su mente divagaba entre el vapor del baño, y los constantes, poco delicados estremecimientos de las siervas, le hacían revivir los dolores de su cuerpo.

Quizás era costumbre de bañar a los condenados antes de su ejecución.

- Kim Dan -lo llamó una voz conocida.

El maltratado muchacho, ahora vestido con telas de lino fino, dirigió su mirada a la entrada de aquel cuarto.

- Señor Min-Yon -su voz sonaba tan quebrada que parecía imposible que terminara una frase.

- Muchacho, los dioses te han bendecido; su majestad el emperador hoy te ha perdonado la vida.

El de cabello castaño sintió una punzada en su pecho. ¿Cómo es posible que una buena noticia pueda transformarse en un mal augurio? Su rostro no mostraba ninguna expresión; era un enigma saber lo que sentía. Ahora, su único boleto de salida de este maldito lugar había sido cancelado. Realmente hizo suyas las palabras de aquel mendigo que conoció en el pueblo. En el palacio del emperador Joo Jaekyung, hay destinos peores que la muerte.

Continuará...