Extra 3

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«El amor es como un viejo reloj; no se le puede dar marcha atrás, pero si se le puede dar cuerda otra vez» —Anónimo.

Tomás se removió en la cama incómodo, Iván era desordenado para dormir en ocasiones y estaba prácticamente cruzado en toda la cama con sus brazos y piernas extendidas, dejándole poco espacio, y para poner como broche de oro, le había quitado la franela.

—Amor… —habló el mayor tratando de acomodar a Iván bien, pero esté pujo y quitó la mano ajena—. Ivu… acuéstate bien —volvió a susurrar, el pelinegro entre dormido y despierto se dio la vuelta, pero no dió más espacio—. Bebé, por favor —tomó la cintura del menor e intentó moverlo otra vez, Iván renegó una vez más y empujó con su trasero a Tomás.

El mayor sonrió ante las acciones de su bello esposo: —Vamos, amor, muévete —Arbillaga volvió a hablar, esta vez en el oído de su pareja, el oji-negro aún adormilado se acomodó a un extremo de la cama dando el espacio que el otro necesitaba. Aunque solo unos minutos después se había hecho bolita junto a Tomás para que lo abrazara.

6:25 AM

La pareja se había levantado, ambos estaban en la cocina. Tomás por su parte preparaba el desayuno e Iván preparaba un batido de plátano para acompañarlo.

Un momento después el pelinegro estaba sentado con los batidos ya servidos, solo esperando el desayuno y a su esposo.

—Listo —Tomás llegó con un plato en cada mano, poniendo uno en el lugar de Iván y otro en el suyo, que estaba justo al lado de su esposo.

A Iván le fue imposible contener una sonrisa, una enamorada sonrisa al ver los detalles en su desayuno; Arbillaga había hecho un búho, tenía unas rebanadas de pan de molde untadas con Nutella, había puesto dos rodajas de plátano con un arándano en el centro para hacer los ojos, las alas y el pico hechos con pedazos de fresas y con cereal le había simulado plumas, como un toque final había escrito “Te amo” con jalea en el plato.

—Tomás. —Iván sonrió.

—Mande.

—Sos un magnífico esposo y amigo —el menor se había puesto sentimental—. Cosas como esta —miró su desayuno una vez más— o cosas simples como un “te quiero”, un abrazo, me hacen tan feliz, vos me haces muy feliz. Llevamos un buen tiempo juntos y vos me sigues enamorando cada día. Te amo. —era el mismo caso que el de Tomás, pues también se enamoraba a diario de él lindo pelinegro y atrevido, su esposo.

El mayor dió una caricia al rostro de Iván, mirándolo a los ojos, transmitiendo tanto amor con una mirada, poco a poco iba acercándose a los labios de su esposo, Iván cerró sus ojos al sentirlo cerca y ladeo su cabeza. El menor suspiro al sentir los suaves labios de Tomás saboreando los suyos en lentos y pausados movimientos, el rubio se separó de los labios de su esposo recibiendo una sonrisa de inmediato.

—Sos lo más importante para mí, bebé —susurró Tomás, sus manos tomaban una de las manitas ajenas, poco a poco las acercó a su boca depositando un beso en ella—. Gracias por tanto, Ivu —no era un simple beso, iba más allá de eso, las palabras que había susurrado encajaban al agradecerle a Iván por amarlo como es, intentarlo tantas veces a pesar de sus inseguridades, ser un verdadero caballero al haberlo esperado tanto tiempo, entre otras cosas.

Tomás regaló una última sonrisa a Iván: —Buen provecho —ambos sonrieron y comenzaron a desayunar muy contentos.

Tomás regaló una última sonrisa a Iván: —Buen provecho —ambos sonrieron y comenzaron a desayunar muy contentos

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GORDITO  ☆  spreen + rob .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora