Trece: Comentarios maliciosos = Inseguridad

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Aviso: Las letras que están subrayadas y/o en cursiva son recuerdos.

Habían pasado tres meses desde que Iván fuera el novio de Tomás. Como dijeron, todo había estado en secreto, aparentemente solo lo sabía la señora Buhajeruk, pues el menor le pidió al de Olavarría asistir a una cena familiar y hablar con su madre sobre la relación para hacerlo oficial. No hacía falta, pero Tomás tímidamente le había “pedido permiso” a la mujer para andar con su hijo, cosa que fue tierna hasta para ella, pues ambos eran adultos y no hacía falta tal permiso.

Y Rodrigo también lo sabía, ambos se lo habían contado muy felices, su amigo sonrió por mucho tiempo. Sus amigos por fin estaban juntos, como pareja.

Para el menor era un problema mantener su relación con Tomás en secreto, él lo quería besar libremente frente a la gente y ser cariñoso con él, y por esa razón ya lo sabían varias personas, pero el rubio era reservado.

Era sábado por la tarde, Arbillaga había ido a la casa de Iván para pasar un tiempo con él.

Ahora el pelinegro se encontraba sin camisa sentado a horcajadas sobre Tomás mientras lo besaba desordenadamente, y estaba caliente, el rubio trataba de seguirle el fogoso beso siendo tímido aún. Ambos estaban en el cuarto del menor.

Buhajeruk se separó en busca de aire, sonrió al ver a su novio un poco despeinado y con sus mejillas super rojas. Tomó las manos del rubio entre las suyas y las guío a su trasero, empezando a mover sus caderas, esperando que Tomás lo tocara como él quería, ya que el mayor no hacía más que acariciar su cintura cuando lo besaba, en esos tres meses no lo había tocado de otra forma, eso era lindo, significa respeto.

La cuestión, Iván necesitaba más de Tomás, y no podía contenerse al ver al rubio tan embobado como avergonzado mirando su torso desnudo. Sin pensar más, empujó al mayor a modo que se acostara sobre el colchón para después quedar sobre él y comenzar a besarlo de nuevo, sintió como las manos pequeñas –a comparación de las suyas– se colocaban en su cintura.

Iván siguiendo su calentura, comenzó escabullir sus manos dentro de la camisa de su mayor, tocando su suave piel sabía que lo que tocaba no eran abdominales marcados, sino algo mejor, una tierna y leve pancita.

—Ah, I-ivi… e-spera y-yo. —trataba de hablar el mayor entre besos.

—Shh… no te preocupes, yo soy el de abajo. —habló el menor, dejando los labios del rubio para besar el cuello de este, dijo eso pensando que era alguna queja sobre roles.

Mientras Tomás se dejaba hacer por su novio, un recuerdo llegó a su mente.

Apenas había sido ayer, había ido al baño con Carre que entró a un cubículo, y él pues se quedó en el tocador

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Apenas había sido ayer, había ido al baño con Carre que entró a un cubículo, y él pues se quedó en el tocador. En este tiempo Tomás trataba de lucir peinado y maquillarse levemente para Iván.

No, Tomás, tú no necesitas retoque, cariño. Lo que necesitas son operaciones. —Alexis había entrado al baño a retocarse un poco su maquillaje. Arbillaga bajó su mirada, pero aún así continuó arreglándose al recordar los muchos halagos que su novio le daba.

No necesito ninguna operación, Alex, estoy bien así. —se defendió, queriendo hacerse de oídos sordos.

Uhm… Mira la realidad de las cosas, Tomás, si yo fuera tu si me haría unas cuentas operaciones. —el mexicano sonrió amigablemente, creía que ayudaba un poco con sus comentarios—. Labios un poquito más gruesos, una nariz más perfilada, quitarte volumen en tus mejillas, una abdominoplastia para la grasa extra, y bien unos implantes de abdomen. Quedaría perfecto. —había agregado.

El físico no lo es todo.

Mira, no me lo tomes a mal, solo trato de ayudarte, pero tu siempre ves todo con negatividad. Nadie va a quererte si no tienes un buen físico. Mira, al momento de tener una pareja, a nadie le gustaría desnudarte y encontrarse con carne sobrante en lugar de unos buenos abdominales o una cintura de hombre. —Esas palabras lo llenaron de temor.

Sentir la lengua de Iván en su cuello y la mano de este acariciando por debajo de la ropa no lo ayudaba, ¿Iván en verdad iba a hacer eso con él? ¿Y si el menor tenía expectativas muy altas y al final no le gustaba?

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Sentir la lengua de Iván en su cuello y la mano de este acariciando por debajo de la ropa no lo ayudaba, ¿Iván en verdad iba a hacer eso con él? ¿Y si el menor tenía expectativas muy altas y al final no le gustaba?

«A nadie le gustaría desnudarte y encontrarse con carne sobrante en lugar de unos buenos abdominales»

Esa frase una y otra vez en su cabeza, lo estaba desesperando.

—Ivi… —susurró bajo

—Tomi… te deseo. —dijo, haciendo chupones en el cuello de Tomás.

—Iván… —volvió a susurrar—. P-por favor, detente. —el menor paró en seco al escuchar la voz de Tomás prácticamente rota, lo miró y estaba a punto de llorar.

—Bebé, perdón, soy un tonto. —dijo el menor, quitándose de encima de él preocupado al ver los ojos contrarios llorosos.

—Yo… no estoy listo para esto. Esto fue muy lejos… ¿Sí quiera estás seguro de querer estar conmigo? —no sentía el coraje para dejar ver su cuerpo a su Iván, ¿y si no le gustaba? ¿y si su cuerpo no excitaba a Iván? Bueno, esto último fue descartado al ver los pantalones del menor.

Buhajeruk tomó el rostro de su novio entre manos mientras lo miraba a los ojos: —Estoy seguro, lo quiero con vos, Tomás. —Claro que estaba seguro de querer todo de su gordito hermoso. Deseaba todo de él. El rubio bajó su mirada.

—Yo… no tengo un buen cuerpo.

—Mírame, amor, te amo, y sé que tu cuerpo me volverá loco, sos hermoso en todos los sentidos. —Aclaro Iván, hablando suave—. No me importa si hay carnecita extra, amaré cada parte de tu ser, Tomás, quiero que tus inseguridades desaparezcan. —le limpió las lágrimas que salían de sus bellos ojos—. Sin embargo, yo voy a esperarte para cuando estés listo. Para hacer cositas. —el mayor sonrió antes de llenar de besos la carita hermosa de su novio.

Se había levantado y colocado su camisa nuevamente frente al mayor, luego se acostó entre los brazos de Tomás.

—Perdón por no poder hacerlo. —susurró el rubio, aún avergonzado.

—Pasará cuando deba pasar, mi vida. —calmó Iván, acomodándose mejor en el pecho de su chico.

Por ahora quedaba entenderlo y darle todo su cariño.

GORDITO  ☆  spreen + rob .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora