GORDITO ☆ spreen + rob .

Final

«Ámate y nunca vuelvas al mismo lugar que te hizo sentir una persona insegura, triste, molesta o mal amada, ahí no perteneces»

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2 semanas después.

Alguien andaba muy entusiasmado tras Carre, y era Alexis, llevaba unos cuantos meses hablando con él, tratando de conquistarlo.

Rodrigo no quería aceptarlo, ¿por qué? Es algo que Alex no entendía, era guapo, un chico “correcto”, según él, y era de buena familia.

Estaban en la universidad, era receso, Tomás estaba acostado con su cabeza en las piernas de su Iván, este último haciéndole trencitas en el cabello y Rodrigo sentado frente a ellos en el pasto.

El castaño les platicaba a sus amigos sobre un libro muy interesante que había terminado de leer, y ellos lo escuchaban con atención.

Los amigos estaban en eso cuando fueron interrumpidos.

—Hey… chicos, hola. —Maldonado saludo, caminando más cerca de ellos.

—Hola. —contestaron los tres al unísono.

Alex bajó su mirada: —Rodrigo, ¿puedo hablar contigo? —pregunta, Iván y su novio se habían concentrado en ellos mismos y dejaron al castaño—. Por favor.

¿Qué quería, Alexis? Ya lo había rechazado una vez y seguía ahí. Él no andaría con un chico como él.

—Bien, chicos vuelvo en un momento. —Aviso.

—Está bien, Carre. —contestó Buhajeruk regalándole una sonrisa.

El castaño camino tras el mexicano hasta un lugar un poco solo.

—Y bien, ¿cómo estás? —preguntó Alexis, tratando de armar una conversación—. Esto es para ti. —extendió una rosa que llevaba en su mano especial para aquel lindo chico.

—Bien, gracias. —tomó la rosa entre sus manos, no quería ser grosero.

—¿Qué has hecho hoy? —Una interrogante más.

—¿Querías hablar de mi día? —preguntó incrédulo Carrera, así como si nada. ¿En serio actuaría así?

—Nunca está mal saber cómo ha sido el día de la persona que te gusta. —confesó una vez más.

—Otra vez con eso.

—Me interesas mucho, Roru. —se acercó al castaño, tomando una de sus manos entre las suyas—. En verdad te lo digo. Espera, ¿no te gustan los hombres?

Rodrigo miró hacia otro lado, si le atraía el chico, pero como persona era muy basura a veces.

—Me gustan los hombres, no los nenes inmaduros. —Aclaró el argentino, soltando la mano ajena.

—Pero… yo soy un hom- —le interrumpió.

—No lo sos.

—¿Por qué dices eso? —preguntó con tristeza.

—No me agrada como tratas a algunas personas. En especial a Arbillaga, eres una basura con él.

—Yo solo trato de ayudarlo.

—Joder, eso no es ayudar a alguien. —bufo molesto, Alex era un tonto.

—Pero…

—Podrías gustarme de no ser por tu comportamiento infantil. —confesó con enojo antes de irse sin decir más.

Y entonces cuando se fue, Alexis medito si en verdad era tan desagradable. Medio por un tiempo y efectivamente había sido una basura en toda la extensión de la palabra.