Once: Alejarse no siempre es lo mejor

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La belleza es como un libro, no puede ser juzgado sólo por sus tapas.

Había llegado un nuevo día, Iván despertó por su alarma sonando, abrió sus ojos y para su sorpresa se había dormido en la mesa.

Busco entre sus cosas y encontró la carta, la leyó una vez más, la dobló lentamente y la guardó en el sobre que había decorado la noche anterior, al guardarla meditaba si realmente haría bien en darle la carta al rubio, lo único que esperaba era no arruinar su amistad con él, pero ya no podía callar lo que sentía por Tomás, las ganas de decirle cosas lindas, decirle lo enamorado que lo tenía y besar aquellos bonitos labios se hacían más fuerte.

Terminó de meter la carta al sobre, tomó uno de sus lapiceros y escribió en la parte de atrás «Para: Tomás Arbillaga», luego guardó su carta en mochila, al darse cuenta que se le hacía tarde, sin pensar más, comenzó a hacer sus cosas.

Terminó de meter la carta al sobre, tomó uno de sus lapiceros y escribió en la parte de atrás «Para: Tomás Arbillaga», luego guardó su carta en mochila, al darse cuenta que se le hacía tarde, sin pensar más, comenzó a hacer sus cosas

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Buhajeruk se sentía desesperado desde que despertó, aquel sentimiento lo acompañaba y es que era tan grande la importancia de lograr éxito.

Todo lo que en su cabeza pasaba eran escenas de Tomás rechazándolo, no iba concentrado en su camino ni en las personas que lo rodean, no hasta que sintió como su cuerpo chocaba con algo firme, enfocó su mirada y era el pecho de Roier Sebastián.

—Perdón. No te vi, lindura. —el mexicano se había disculpado, Iván únicamente lo miró serio y continuó su camino, pero una mano en su muñeca lo detuvo.

—¿Qué quieres? —preguntó el pelinegro seriamente.

—Oye… —el chico peli-marrón sonrió—. ¿Por qué siempre enojadito conmigo? —preguntó aflojando el agarre en la muñeca de Buhajeruk.

¿Todavía preguntaba? ¿El idiota acaso no pensaba que Tomás le contaba muchas cosas?

—Déjame ir antes que te parta la cara, Sebastián. —amenazó el chico de cabello negro, no soportaría ser tocado por ese tonto por más tiempo sabiendo que había golpeado al rubio.

—¿Y eso por qué? —había un poco de tristeza en aquellas palabras, al mexicano le gustaba mucho aquel chico y este no le hacía caso.

Pero, ¿qué se podía hacer? No sé podía hacer nada cuando Iván tenía toda su atención en Tomás, y golpear al rubio tampoco cambiaría algo, las cosas no se pueden forzar cosa que la falta de madurez de Roier no le permitía entender.

—Golpeaste a Tomás ayer, ¿te parece poco? —la ira en el más alto era evidente, Sebastián se quedó callado por un momento.

—¿Te fue a llorar la nena? —se burló una vez más, el peli-marrón había soltado su muñeca, pero él había seguido ahí.

—¡NO ES NINGUNA NENA! Es un hombre. —Iván levantó la voz con más enojo aún.

—¿Tanto te gusta él como para tratarme así?

GORDITO  ☆  spreen + rob .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora