Diez: Enojado sin sentido

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—¿Una cita? —preguntó Iván mirando al rubio.

—Sí, una cita, ¿me ayudaras a ponerme más presentable? —había pedido Tomás sabiendo que el menor era la única persona de confianza—. Por favor.

—Claro. —susurró el pelinegro bajando su mirada. ¿Tomás tenía una cita? No es que creyera que él no podría interesarle a alguien más, sino el hecho de que su madre le había dicho que no perdería tiempo justo ayer—. Carre, ¿podes prestarme tu maquillaje un momento? —su ánimo había caído de una al saber que Tomás tendría una cita.

—Claro. —Rodrigo dejó de terminar su tarea para buscar los pocos productos de belleza que cargaba en su mochila.

—No, no ahora. Será cuando las clases terminen. —comentó el mayor.

—Bien. —el oji-negro estaba molesto y triste, ¿qué le pasaba?

—Es de otra aula. —el rubio se había sentado en la banca vecina a la de Iván.

—Se llama Sara, es muy linda. —comentó el castaño, pero volvió a lo suyo al ver la cara de Iván, este no le respondió y fingió estar leyendo un libro. Así que Tomás lo observó durante todo el tiempo restante del receso.

Siendo la última hora de clase y los últimos minutos de esta, el maestro había propuesto una actividad de convivencia para el día siguiente

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Siendo la última hora de clase y los últimos minutos de esta, el maestro había propuesto una actividad de convivencia para el día siguiente.

Hacerle una carta de amistad a algún compañero o compañera que les pareciera linda o lindo, adicional a una mini-exposición argumentando el significado de belleza, era eso un reporte de más de diez hojas y habían decidido tomar la primera opción.

Después de que habían terminado, el rubio le pidió a Iván que le ayudara con un poco de maquillaje.

El chico de cabellos negros le ayudó a Tomás aplicándole solo un poco de maquillaje. Todo esto completamente serio y formando un pequeño triangulito con su boquita, si estaba muy molesto consigo mismo.

—¿Qué te pasa?

—Nada, Arbillaga.

—¿Arbillaga? ¿Dónde estaba el bebé o cariño? —Tomás noto que el menor estaba muy brusco con él, pero no entendía el por qué—. No hagas eso con tu boca, se ve raro.

—¿Qué más quieres que haga con mi boca? —habló molesto, mientras aplicaba un poco de bálsamo en los labios de su mejor amigo. Arbillaga ya se había callado para no molestar más—. Ya está.

Iván había comenzado a guardar las cosas que ocupó sin prestar atención si Tomás se había ido o no.

—Nene… decime lo que pasa, sé que te pasa algo, te conozco. —hervía de celos, eso pasaba, le carcomía por dentro saber que iba a salir con alguien en una cita, que posiblemente la chica estaba enamorada de él, ¿y si se hacían novios? Todo por su miedo a decirle lo mucho que le gustaba.

GORDITO  ☆  spreen + rob .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora