Capítulo 44

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Podía sentir la vibración en todo mi cuerpo. Gemí y tosí como si estuviese enfermo. Pero era solo pensamiento, en realidad, ni siquiera podía mover un dedo. Ni bien logré levantar un poco mis párpados, una luz brillante fluyó en mis ojos. Alguien gritó sobre mí, lo que provocó que los cerrara inmediatamente.

—¡Pete, despierta! ¡Abre los ojos!

Cuando logré abrir los ojos nuevamente en respuesta a los repetidos gritos, vi la cara de Vegas, me miraba. Las personas en uniformes médicos estaban arrastrando la camilla apresuradamente. Lo quise alcanzar, pero no pude moverme.

—¿Estás bien? —pregunté, apenas moviendo mis labios. Vegas me vio con una mirada penetrante. Susurré de nuevo—. ¿Estás bien?

—¡Maldita sea... ¡Eres tú quien resultó herido, no yo! —gritó Vegas. Pero sonreí levemente. Eso es un alivio.

La cama se sacudió una y otra vez, lo que tensó aún más el vértigo. Vegas tomó mi mano apresuradamente. Le pregunté:

—¿Adónde vamos?

—Necesitas hacerte pruebas, comprobar dónde te lastimaste y recibir tratamiento... Está bien, todo va a estar bien.

—Bebé.

Apreté mis labios. Vegas vaciló y respondió después de un intervalo de tiempo:

—Va a estar bien.

Poco después de que la camilla pasara por una puerta, Vegas ya no pudo seguirme. Volví a perder el conocimiento después de ver su rostro pálido que se alejaba.

✤✤✤✤✤✤

Mi cuerpo dolía hasta la muerte. Mi visión estaba distorsionada y mi respiración se volvió áspera. Apenas recuperé la conciencia con un gruñido. Me sentía confundido ante la vista. Quería llamar a alguien, pero no había ningún sonido. Quizás debido a la ansiedad mi respiración se agitó y una máquina comenzó a sonar. Luego después de un momento apareció la enfermera.

—Oh, abriste los ojos. ¿Cómo te sientes? —preguntó amablemente, pero no pude responder de inmediato.

Cada vez que abría y cerraba los ojos sentía como mi conciencia se iba y venía de vuelta. En ese momento el dolor también volvió a mí otra vez. Cuando gemí débilmente y me puse triste, ella me miró y dijo:

—Duerme un poco más, te hará sentir mejor.

No salió ningún sonido, así que la detuve solamente con la gesticulación de mis labios. La enfermera se detuvo y se agachó sobre mí, tratando de escuchar lo que intentaba decir.

Cuando pregunté sin aliento ella sonrió.

—El Señor Theerapanyakul está fuera de peligro, así que no se preocupe.Va a estar muy feliz cuando escuche que Pete está despierto. En realidad, estaba tan preocupado que le prohibí visitarlo por ahora. Estaba muy reacio a irse de tu lado todo el tiempo.

—...

—Él bebé también está sano.

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—Con un profundo suspiro de alivio la enfermera volvió a hablar—: Es un bebé muy fuerte. Estaba en peligro, pero lo logró. Aún no es momento de sentir alivio, aunque la crisis ya pasó. —La enfermera sonrió y agregó—: Gracias a que Pete no se rindió, él bebe fue capaz de fortalecerse.

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El sentimiento de culpa y tristeza agitaron mi corazón, entonces respondí débilmente. La enfermera barrió el cabello de mi cara, como intentando reconfortarme.

K.M.L.VPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora