★ 𝅄 𝆬 BUTCH 4 BUTCH【 𝗛𝘂𝘀𝗸𝗲𝗿𝗥𝗮𝗱𝗶𝗼 】 𝆬 𝅄 ★

Capítulo diecisiete: Little dark age

Hace unos años atrás...

—¡Cuidado! —gritó un soldado antes de que se detonara la mina, explotando y levantando una nube de polvo.

—¿Señor, qué debemos hacer? ¡Los del bando contrario van a llegar aquí y las municiones se están acabando! —angustiado, otro soldado le avisó a su general, el cual tenía la vista fija en el campo, en aquel curioso hombre que con facilidad se deshacía de algunos soldados enemigos.

Ese mismo que reacio cual fiera asesinaba en un éxtasis a cualquiera que se le cruzara.

—Él está abriendo cancha —dijo—Quedan suficientes municiones para un ataque sorpresa —el joven dudó—¡A sus posiciones, ahora!

Firmes, los soldados acataron la orden y aprovechando las constantes nubes de polvo y la neblina fría, se encaminaron al enfrentamiento.

Su mano estaba aferrada al gatillo, gritos y detonaciones de fondo aturdían su mente confusa.

"Las voces a su alrededor sonaban tan extrañas."

Esta batalla por defender al país era tan sanguinaria como las masacres que la Adquisición ejecutaba.

"Los soldados juran por Dios que el amor se escurre en sus armas."

—¡Henryd, cuidado! —grito su compañero de tropa, puesto que un soldado del bando contrario estaba a punto de dispararle.

Sin piedad, el de cabellos negros le encajó el mango del arma en el rostro al contrario, tirándolo al suelo y sacándole unos ensangrentados dientes.

El corazón le latía a millón, una sonrisa maníaca adornaba su rostro junto con los repetidos golpes que repartió al otro, partiéndole el tabique. Sus compañeros de tropa continuaron con la batalla mientras que él continuaba, una y otra y otra vez desfigurando al hombre en golpes, haciendo sangrar sus nudillos.

"Abre los ojos."

—¡Soldado Jewels, abra los ojos! —pidió a gritos el general, haciendo que el escenario se desvaneciera y ahora, la sangre que manchaba sus manos no era la de un extranjero, sino de su compañero de barraca.

Husk jadeó consternado, soltando al aturdido muchacho que cayó bruscamente al suelo. Miró a su alrededor con la respiración agitada, notando como sus compañeros de tropa lo miraban sorprendidos o enojados.

"¿Todo había sido un sueño?"

—¡A mi oficina, ahora mismo! —ordenó el hombre al azabache, que en shock retrocedió hasta dar con la pared, viendo sus manos llenas de sangre temblar.

"¿Qué había hecho?"

En otro lugar ese mismo día...

Un jovencito de lentes cargaba cajas repletas de accesorios o materiales para costura al almacén de la dueña de aquel local. Caminando con algo de dificultad ya que la caja le resultaba bastante pesada, caja que terminó por dejar caer al suelo al momento en el que sus ojitos rojizos enfocaron a su madre torcerle el cuello a aquel hombre que hace unos instantes forcejeaba por su libertad.