"En mi cabeza estamos bailando en la oscuridad. En mi cabeza nos besamos bajo las estrellas pero sabemos que eso no es lo que estamos haciendo. Porque, cariño, esto no es como en las películas. Películas... Quiero un amor como el de las películas. (...) Bebé, perdimos todo este amor que tenemos y no puedo pretender que nunca volveré. Creo que estás viendo a través de mí, pero cariño, esto no es como las películas."
-Movies (Conan Gray)La frondosa arboleda que se escapaba desde una de las zonas laterales del lago Crystallo llevaba hasta el lugar que Yunho deseaba mostrarle a Jongho, para encontrar el camino tan solo era necesario seguir la línea recta que uno de los finos arroyos marcaba entre las raíces de los abedules cuesta abajo.
- No habría seguido este camino nunca.- Jongho observó las frondosas ramas ante sus ojos y apartó las bajas ramas de los árboles que lo rodeaban.
- Esa es la idea.- Yunho le sonrió.- No se supone que cualquier lobo o intruso pueda llegar al templo por pura casualidad, uno debe conocer el trayecto.
Para cualquier norteño se trataba de un tramo especialmente conocido y uno que recorrerían un mínimo de veces a lo largo de su vida si querían ser parte de las tradicionales ceremonias de su manada. Porque precisamente ahí era donde los padres llevaban a sus hijos con la ilusión de conseguir una fecha de recepción para obtener la primera de muchas runas que marcarían la piel de sus cuerpos, y allí era también donde esos niños regresaban años después para aprender las primeras cosas que un lobo debía conocer con certeza sobre la montaña, la Diosa Luna y la conexión con la naturaleza que siempre debía permanecer justa y pacífica mientras decidieran hacer uso de esta.
Era el lugar en el que las parejas se unían y también el sitio en el que las ceremonias funerarias se forjaban cuando alguien perdía a un ser querido. Ese templo era vida y muerte. Era pasado, presente y futuro. Era en todos los sentidos la tradición más antigua que los Yook mantenían, una que siempre pasaba de maestro a aprendiz sin perder en el camino las razones de sus orígenes. Aunque ciertamente había excepciones de vez en cuando, porque no todos los lobos druidas de ese sitio decidían dedicarse completamente a la naturaleza de sus montañas. Muchos finalmente encontraban parejas con las que convivir y se marchaban prometiendo regresar algún día, pues aunque no estaba prohibido tener a alguien a su lado, había condiciones para residir en el templo y una de ellas se ligaba a amar únicamente a la tierra que la Luna les regaló y encargó proteger. Así que si eso ocurría, si se enamoraban, estos dejaban el hogar que los había abrazado durante años y prometían volver más adelante para presentar a sus cachorros o recibir una runa de emparejamiento en una ceremonia de unión.
- Ya estamos.- Yunho sonrió, su mano sujetando levemente la de Jongho para animarlo a caminar más rápido. A pesar de la presencia del amigo de este, el sureño no había protestado ni una sola vez por su toque cercano.- ¿No crees que es realmente bonito? El templo de druidas suele trabajar mano a mano con el templo de runas, así que supongo que puedes entender porque tenía ganas de enseñarte este sitio.
Jongho pudo entender a lo que Yunho se refería cuando llevó los ojos hacía los abedules que los rodeaban, en la madera se encontraban talladas algunas marcas similares a esas que los norteños portaban en forma de tatuajes. Él no sabía el significado de cada una de las runas que estaba visualizando pero podía imaginarse que tal vez eran un indicativo de que el templo hacia el que se dirigían se encontraba cerca.
- Todavía tienes que enseñarme un poco más acerca de todo eso de las runas. Si vas a dedicarte a ello en el futuro realmente me apetece tener algo de información al respecto.- Jongho dejó vagar sus ojos sobre los dibujos que cubrían la piel del norteño.- Aún no me has hablado del significado del resto de tatuajes, conozco el de tu cuello y el de tu pecho pero no sé mucho acerca de los otros.
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Alpha War [2ho] Adaptación
FanfictionAdaptación 𓍯 Había cosas que estaban destinadas a no mezclarse nunca, como el aceite y el agua. Yunho y Jongho se aprendieron de memoria cada una de las líneas que sus senex les narraron en forma de canción de cuna, era sabido por todos que los cla...