Capítulo 42

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"Toma mi mano. Todo va a estar bien, el cielo me dijo que las nubes han estado grises. Acércame a ti, envuélveme en tus brazos dolidos. Veo que estás sufriendo, ¿por qué tardaste tanto en decirme que me necesitas? Veo que estás sangrando. No tienes que mostrármelo de nuevo pero si así lo decides, voy a andar por esta vida junto a ti, no te soltaré hasta el final. Así que llora esta noche pero no me sueltes la mano. Puedes llorar y agotar tus lágrimas, no me iré hasta entenderlo. Prométemelo, solo toma mi mano. Levanta tu cabeza, mira mis ojos anhelantes. Este miedo dentro de ti se aliviará, dale tiempo al tiempo. Ahora puedo ver todo a lo que tú eres ciego."
-Hold My Hand (Lady Gaga)

Jongho dejó que el agua fría de la ducha lo consumiera por completo. Podía sentir el modo en el que las gotas que se apoyaban y deslizaban por su cuerpo se calentaban al instante como efecto de esa sensación de ardor que le llenaba la piel después de lo ocurrido durante la noche. Sus manos temblaron un poco cuando se estiró para alcanzar la toalla que colgaba de la mampara de cristal y a través de la pequeña ventana del baño de la cabaña pudo apreciar el modo en el que las nubes negras volvían a cernirse sobre el sur, a pesar de que los relámpagos parecían haber desaparecido por completo todavía llovía con fuerza en el exterior.

Su rostro definitivamente era el de alguien completamente demacrado por el cansancio cuando se enfrentó al espejo y bajo su mirada las ojeras habían comenzado a dejar un pequeño rastro que solo unas horas de sueño podrían borrar de su piel. Así que tras pasarse la toalla por el rostro para eliminar toda la humedad, decidió vestirse y regresar a la habitación en la que Yunho lo esperaba.

Las prendas de ropa que llevaba eran frescas, olían al jabón que su madre usaba y eso le aportaba un resquicio de tranquilidad familiar a su lobo porque le recordaba a su zona segura y al lugar en el que sabía que unos brazos cálidos siempre estaban dispuestos a cubrirlo de amor. Probablemente esa camiseta y el pantalón corto que portaba eran lo único que le quedaba limpio después de los agitados últimos dos días. La cantidad de veces que su lobo había tenido que arrastrar de un lado a otro con su boca las prendas que generalmente habría usado tan solo para el entrenamiento con el señor Jeong, ya le resultaba incontable. Y ni siquiera era un guardián en el pleno sentido de la palabra todavía, él tan solo era un aprendiz a punto de graduarse que tenía la suerte o la desgracia de ser parte de la familia cercana y personas de confianza de la líder Choi. Su prima quizás había puesto más responsabilidad sobre sus hombros de la que él podía tomar sin experiencia real en el terreno de trabajo. Y aunque no se quejaba, le estaba costando mucho más de lo que habría esperado.

- Todavía pareces un cadáver con esa cara blanca, pero te ves mejor.- Yunho mantenía las palmas de sus manos apoyadas sobre el colchón y las piernas cruzadas en postura de indio mientras disfrutaba de la suave y casi imperceptible brisa que la tormenta creaba a través de las ventanas abiertas.- ¿Te ha sentado bien la ducha?

Jongho se movió por esa habitación como si fuera la suya. En realidad no era tan diferente, las cabañas para los guardianes que ocupaban la zona neutral de la unión habían sido fabricadas rápido y estaban pensadas para ser un lugar sencillo y práctico. Nada que ver con la hermosa y enorme casa de madera en la que los Jeong disfrutaban en el norte antes de verse obligados a cambiar de zona de residencia. El lugar que él ocupaba cinco días por semana en el primer piso era del mismo tamaño y estaba orientado hacia la misma zona del jardín trasero que la estancia personal del hijo de los Jeong. Lo que las diferenciaba era la decoración, porque aunque los dos lugares tenían una cama sencilla, dos mesillas, un armario pequeño y una sencilla mesa de despacho con una silla de roble, los objetos que habían elegido tener con ellos parecían completamente diferentes.

- Ha sido de ayuda. Creo que mi cuerpo está frío por primera vez desde ayer.- Jongho movió la silla del escritorio para sentarse y después de pensárselo un poco decidió que tirar las toallas mojadas en el suelo no era adecuado cuando se encontraba en la habitación de Yunho y no en la suya propia, así que las encarto y apoyó sobre la mesa.- Ahora solo necesito algunas horas de sueño y con un poco de suerte después podré volver al trabajo sintiendo que mi lobo tiene fuerza de nuevo. Al menos si nada nuevo ocurre en ese lapso de tiempo.

Alpha War [2ho] AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora