Capitulo 8

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Sentía dolor en todo mi cuerpo. Escuchaba voces a mi alrededor y tenia una creciente necesidad de abrir los ojos. Haciendo un esfuerzo sobrehumano, abrí mis ojos. Lo primero que ví fue un techo blanco de chapa, creo que estoy en una ambulancia.
Mire a mis costados y pude ver dos paramédicos pero no parecían notar que había despertado. Querías darle una señal de que lo había hecho pero mi cuerpo no reaccionaba, así que decidí toser. Enseguida uno de los doctores se dio la vuelta.
-Hola, por fin has despertado. Te estamos llevando al hospital. ¿Hay alguien a quien podamos llamar?
-Mmm- no podía pronunciar el nombre de Matt.-Mat- volví a repetir. -Matt Bomer- logre pronunciar por fin.
-Ok, muy bien, lo llamaremos. Ahora descansa.
El solo hecho de haber tenido que pronunciar su nombre , me canso tanto que parecía que había corrido por horas. Cerré mis ojos repitiendo lo que había sucedido. Ahora todo tiene sentido. Es por eso que la gente estaba parada en la esquina, porque el semáforo estaba en verde. Si tan solo hubiera mirado antes de cruzar no estaría en esta situación.
Por lo que recuerdo era un auto negro, si no me equivoco, un audi A3. Apenas pude ver al conductor, creo que era una mujer.
Deje de intentar de recordar cuando senti como la ambulancia se detenía. Ambos para médicos bajaron y luego bajaron la camilla en donde me encontraba. Empezaron a hablar con unos doctores que se habían acercado sobre cosas que no lograba entender.
Una vez terminada la conversación me llevaron dentro del hospital y comenzaron a hacerme estudios. Primero me hicieron varias radiografías de mis piernas y pechos pero cuando era la hora de hacerme la radiografía de cerebro sentí como si tuviera miles de kilos sobre mi, mis ojos comenzaron a cerrarse y sentí una fuerte presión en mi cabeza.
Entonces todo se volví negro. Podía escuchar todo a mi alrededor, pero ya no me encontraba en el hospital, sino que estaba en un lugar oscuro, muy oscuro. Por lo que podía distinguir , a un lado había una luz blanca y al otro lado se escuchaban voces.
¿Donde estoy? ¿Acaso estoy muerta?. No lo se, y esto me daba miedo. No quería acercarme a ninguno de los dos lados por miedo a que me pasara algo, por miedo de que ese fuera el fin.

*Matt's POV*
Estaba en la oficina feliz como hace mucho no estaba. Por fin estaba de nuevo con Rebeca, Marie ya no estaba para impedirlo y tampoco estábamos en el colegio por lo que no estaba prohibido. Apague mi computadora y me acerque al gran ventanal que había en mi oficina. Las luces de la ciudad comenzaba a encenderse y el trafico se hacia mas denso a medida que el horario de salida se acercaba. Le había mandando el mensaje a Rebeca con la dirección y la hora, pero no había recibido respuesta. Quizá no tenía crédito.
En fin, hoy decidí irme un poco antes de la oficina para preparar todo para esta noche. Tenia planeado algo muy especial , pensaba en llenar el jardín con velas, poner la mesa en el centro y un gran ramo de rosas rojas para regalarle a Rebeca.
Tome mi maletín y me dispuse a salir cuando el teléfono sonó.
-Hola- dije extrañado. Le había expecificado a mi asistente que no pasara ninguna llamada a esta hora.
-Hola, ¿hablamos con el señor Matt Bomer ?- dijo una voz masculina al otro lado.
-Si ¿quien habla?
-Hablamos del hospital general, lo llamamos porque la señorita Rebeca Jones ha tenido un accidente
-¿Que? No... No... Debe ser una error.
-Lo siento, pero ella misma nos dijo que lo llamáramos.
-En unos minutos llego.
Colgué el teléfono sin poder creer lo que estaba pasando. Rebeca estaba internada porque había tenido un accidente. Es mi culpa. Si hubiera insistido un poco mas y la hubiera llevado a donde tenia que ir, esto no hubiera pasado. Reprimi las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos y me apure a salir de la empresa.
Conduci a toda velocidad hacia el hospital. El tráfico no ayudaba pero en 15 minutos ya había llegado al hospital. Estacione el auto sin mirar si lo había dejado en el lugar correcto y corriendo me diriji al primer mostrador que vi.
Allí había una mujer de unos 50 años con unas canas que se hacían visibles en su cabello.
-Estoy buscando a Rebeca Jones- dije desesperado.
-Señor calmese, deme un minuto.
Pase la mano por mi cabello nervioso, esperando una buena repuesta de la señora.
-Actualmente esta en quirófano, le hicieron varios estudios y por lo que puedo ver aquí -dijo mirando el monitor- tiene una contucion en el cráneo, una pierna rota al igual que una costilla. Le avisare a los doctores que llego así lo buscan cuando termine la operación. Lo siento mucho.
-Hace cuanto que esta en cirugia- me atreví a preguntar.
- Hace unas 2 horas.
Me dirigí a la sala de espera que había a un costado y me sente sosteniendo la cabeza con mis manos. Agache la cabeza y deje que las lágrimas que estaba reteniendo salieran.
Sentí una mano que tocaba mi espalda y sin ningún indicio de quien podría ser, levante la vista. Frente a mi estaba la mama de Rebeca. Me miraba como si entendiera por lo que estaba pasando, sus ojos estaban rojos de tanto llorar y tenía puesta la bata del hospital.
- Hola Matt- dijo la mama de Rebeca.
- Hola- conteste.
La mujer se sentó a mi lado y tomo una de mis manos.
Me daba miedo que me preguntara que hacia yo aquí, no sabia como tomaría que su hija estaba saliendo con alguien que había sido su profesor. Al parecer notó que me estaba cuestionando sobre esto porque lo que dijo a continuación me dejo helado.
- Ya se lo que tuviste con Rebeca...
- ¿Como.... ?- acaso Rebeca le había contado.
- Leí las cartas que le habías mandado a Rebeca. Pero ella no sabe nada... Así que no le digas.
- ¿ Usted esta de acuerdo o no? - dije temiendo por la respuesta.
- ¿La amas?- la pregunta me tomó por sorpresa.
- Mas que a nada en el mundo- conteste sinceramente.
- Entonces no hay nada que pueda hacer para evitarlo.
Nuestra conversación acabó allí. Esperamos y esperamos pero nadie se acercaba a darnos una noticia sobre Rebeca. La angustia y la desesperación crecía en mi. Quería hacer algo para ayudarla pero sabia que seria inutil.
Vimos entrar y salír a muchas personas, a otras festejando que alguien estaba bien y otras llorando por la muerte o el mal estado de su allegado.
Paso otra hora mas hasta que por fin un medico pronunció las palabras que tanto quería escuchar.
- Familiares de la señorita Jones.
Su mama y yo nos pusimos de pie y nos acercamos expectantes por una buena noticia.
- Lo sentimos mucho...
Tan solo haber escuchado esas 3 simples palabra hicieron que lo mundo callera a mis pies. No podía perderla. No quiero perderla.

Mi profesor 2 : El reencuentro #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora