Capítulo 8

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—. ¿Beseates? — antes de que su cerebro reaccionará a lo que el chico le había dicho dijo las primeras palabras que se le ocurrieron, Dios se estaba muriendo de la vergüenza, ¿cómo se atrevía a decirle eso? O bueno por qué lo haría, no existía una razón coherente para la chica, su cara ardió sintiendo como el calor subía a sus orejas. Estaba roja como un tomate.

 —. Al parecer la idea no te suena mal, lástima. Nunca tebesaría.

—. Como si quisiera que tu me besaras, prefiero poner mis labios en metal caliente antes que tocar tu sucia boca.

se acercó al chico y con un dedo señalarlo y luego mirarlo de arriba hacia abajo haciendo una mueca de desagrado. Bufo divertido el más alto de los dos.

 —. Es divertido molestarte, eres fácil de engañar, me dijeron que fuiste a la biblioteca a estudiar.

¿Qué? ¿Estaba preguntando por ella? Se sentía muy apenada ya que hace rato pelearon y le dijo cosas que podían ser muy hirientes, ella no actuaba así pero ese chico la hacía actuar de esa forma.

—. Umm, sí, quería investigar un poco sobre la cultura de tu pueblo. Supongo que estaremos por un largo tiempo aquí, tendré que acostumbrarme.

—. Si, aún no sabemos hasta cuando ustedes tres estarán aquí pero se espera que sea un tiempo prolongado, no podemos permitir que su seguridad se vea puesta en peligro.

"peligro" Esa sencilla palabra resonaba en su cabeza con fuerza, un escalofrío recorría su cuerpo, le daba miedo

 —, ah. Gracias por cuidarnos, ustedes son algún grupo de protección para personas con poderes especiales o qué? —, pregunto con curiosidad y el chico miro por la ventana y luego dirigir su mirada a la rubia, acercandose a su oreja Susurandole.

—. No hablemos aquí, las paredes tienen oídos y no podemos dejar que nadie escuche. Acompañame.

¿Las pareses escuchaban? Incluso en este lugar corrían peligro, de ahora en adelante tenía que tener cuidado en quien confiaba y con quien hablaba. Asintió levemente para seguir las indicaciones del chico. Llegando al garaje, viendo una gran variedad de coches, como es que tenían tantos auto, supongo que el dinero espacial de los odiones es bueno, ojalá tener toda esa plata.

se reía sola y luego el chico la volteo a ver viendola como si fuera una loca, de inmediato aparto la mirada con vergüenza. Caminaron hasta llegar a un coche blanco con luces azules, parecido a un Mercedes pero no creo que esa marca tenga una colección espacial.

—. Yo manejare, iremos a un lugar donde podemos hablar con libertad, aunque tu eres muy hablona de por sí.

jajaja, tan gracioso el maldito poste de luz, rodo los ojos para luego mirarlo y sonreír con sarcasmo, las puertas del coche se abrieron mostrando un destello azul, al parecer el más alto tiene una fascinación por el azul, sus cortinas, sabanas, la pintura colgada en el cuarto, el trono y ahora el carro en si.

 —. ¿Enserio sabes manejar? No quiero morir a manos de un extraterrestre y mucho menos por choque de auto, que pena.

—. Por desgracia no te vas a morir y si, sí se manejar, me enseñaron todo lo básico cuando tenía 15 años y no soy alien, ellos son más feos —, dijo subiéndose al coche por la parte del volante y la chica de copiloto.

—. Espera, no me jodas, ¡¿de verdad existen los aliens?! ¿Cómo son? Siempre he querido ver a uno y saber si son como los videos de YouTube que veía a las 2 de la mañana sobre extraterrestres.

 Parecía una niña pequeña penso el chico entendiendo el auto y abriendo la puerta del garaje, arrancando, le empezo a explicar que los alien existían y eran verdes con la cabeza grande, ellos formaban parte de la C. E. D. S. M (Corte estelar de seres mágicos), en el camino presionó un botón que hizo que el coche empezará a levitar y escondieea sus ruedas, estaban volando.

— Dios mío, ¡estamos volando! Nunca en mi vida me imagine volando en un coche extraterrestre —, sonreía mientras miraba por la ventana, y luego trato de ver hacia arriba viendo la noche estrellada.

 —, que raro son los humanos, ah, si es cierto, no lo eres —. Reconoció ese tono con el que lo dijo, la estaba molestando y lo consiguio, rodo los ojos para luego mirarlo y sacarle el dedo del medio 

— . Grosero.

— . ¡¿Grosero?! Tu eres la que me acaba de sacar el dedo — dijo indignado mirándola y con su mano ocultar el dedo de la chica.

— . Te lo mereces, solo yo me puedo burlar de mis traumas, tu no — aparto la mano del chico, cruzándose de brazos agudizando la mirada al lugar al cual se acercaban y enseguida solto el agarre viendo por la parte delantera del coche, era una montaña, con un árbol cerca del risco, llegaron al lugar y aparcaron el coche bajandose los dos al Unísonio

Se sentaron cerca del árbol, la chica más apartada del barranco y el Albino cerca de este, ella miro el cielo viendo las estrellas, eran lunas llenas, le fascinaba ver varias y que el arco blancuzco que se atraviesa por todo el cielo. La brisa fría que movia su cabellera rubia hizo que se erizara, centro su vista al joven, este la volteo a ver, chocando sus miradas, en los ojos contrarios había una chispa de deseos y anhelos, que ella quería conocer.

— ¿Qué me querias decir Titan?

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