Los aldeanos no eran estúpidos. Habían visto a Minato varias veces, sobre todo con cada uno de sus alumnos en dos ocasiones distintas. Su pelo lo delataba, al igual que su técnica del Dios del Trueno, que podía o no haber utilizado en exceso, atravesando la aldea con un Naruto risueño a cuestas.
(No había tenido elección. ¿Cómo podría haberse negado con aquellos ojos de cachorro suplicándole?)
La gente empezaba a sumar dos más dos. No había peores cotillas que los shinobi, y como Sarutobi no había declarado a Minato secreto de rango S, los rumores pronto empezaron a acercarse incómodamente a la verdad. Sólo había sido cuestión de tiempo que el Sarutobi decidiera hacer un anuncio a los aldeanos, poniendo fin a los rumores y haciendo pública la presencia de Minato en la aldea.
A Minato no le importaba demasiado. Varios incidentes con los aldeanos habían hecho que cada vez le pusiera más nervioso salir de casa con Naruto a su lado. Le hacía hervir la sangre la forma en que la gente intentaba advertirle.
"¡Namikaze-san! Eres tú de verdad, ¿no?". Las miradas, que hasta ese momento habían intentado ser discretas, se centraron en ellos. "Escucha, ese chico... no da más que problemas. ¿No sabes quién es?".
Minato quiso reírse de la ironía. Allí estaban, intentando que evitara a su propio hijo porque era un jinchūriki. No era la primera vez que alguien intentaba "ayudarle". Minato se sorprendió de lo poco que los aldeanos sabían realmente de él. Se había casado con una jinchūriki, por el amor de Dios.
"Deberías hablar con Hokage-sama, Namikaze-san. Si supieras...".
Minato lanzó una mirada preocupada a Naruto. Éste frunció el ceño y miró abatido al suelo. ¿Acaso aquella mujer creía que él no podía oírla? ¡Estaba justo al lado de Minato!
"Disculpe, señora". Aquello la hizo detenerse en seco. Minato no había intentado mantener el hielo fuera de su voz. "Sé perfectamente quién es. Como es evidente que tú no, te agradecería que evitaras hablar con mi hijo o de él a partir de ahora".
Se oyeron jadeos por todas partes al oír la palabra "hijo". Minato agarró la mano de Naruto para llevárselo lejos, con la satisfacción ardiendo en sus entrañas.
"No les hagas caso", dijo una vez hubieron dejado atrás a la multitud. Le preocupaba que Naruto no hubiera intentado hablar. "Siento que te traten así. Pero se equivocan. Y mientras estés conmigo, no aceptaré ese tipo de comportamiento".
Naruto tarareó, indiscernible, sin levantar la mirada.
"Naruto. Por favor, mírame". Esperó hasta que Naruto obedeció. "Se equivocan. Y no me importa lo que digan. ¿De acuerdo?"
"Da igual. No es que me importe". Naruto no sonaba convincente. No importaba. Minato estaba allí para recordárselo tantas veces como lo necesitara.
La recopilación de información no había tenido más éxito desde el día que había pasado revisando los documentos con Rin y Kakashi. Minato había dejado a un lado sus sentimientos negativos para hablar con otros shinobi de alto rango -Sarutobi, los ancianos y Shikaku encabezaban su lista-, pero ninguno de ellos tenía nada nuevo que contarle. Minato no sabía si era porque realmente no tenían la información o porque no querían dársela.
A falta de una idea mejor, decidió consultar a su antiguo maestro.
"Jiraiya, ¿eh?" había dicho Shikaku después de que Minato sacara el tema. "Me temo que no puedo decirte dónde está. No porque sea confidencial -se apresuró a decir antes de que Minato pudiera protestar-, sino porque no lo sé. No envía informes tan a menudo".
Por suerte, a Minato se le ocurrió otra forma de ponerse en contacto con él.
"¿Por qué necesitas sangre para eso?" preguntó Naruto, sentándose con las piernas cruzadas en el suelo frente a él.
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Naruto - El tiempo corre como la tinta ✔️
De TodoDespués de que un experimento de fuinjutsu salga mal, Minato es arrojado a un futuro en el que su familia ha muerto, su equipo se ha desmoronado y los Uchiha han sido masacrados. Con el sello roto ardiendo en la palma de su mano, Minato lucha por so...