Naruto - El tiempo corre como la tinta ✔️

18

Localizaron a Danzō el mismo día en que Minato fue arrastrado al pasado. El sello de Jiraiya funcionó a las mil maravillas y les condujo sin esfuerzo hasta el escondite de Danzō, como si éste les hubiera dejado un rastro que seguir.

Saber exactamente qué era lo que estaban rastreando -no al propio Danzō, sino a las partes del cuerpo que había robado a los Uchiha caídos- les sirvió de espléndida motivación para poner fin a este capítulo de su aventura.

"¿Sabes cuánto falta?" preguntó Mikoto. Kushina había manipulado a la inversa el sello de Jiraiya para excluir a Mikoto de la búsqueda y permitirle acompañarla sin desviar el rastro.

Minato hizo una pausa. El sello de Jiraiya yacía caliente en su palma, casi demasiado para soportar tocarlo. "Está aquí", murmuró, levantando la cabeza para observar los alrededores.

Examinó el suelo del bosque: ¿quizás se escondían en túneles como los de Konoha? No, no era probable. No habían tenido tiempo de preparar algo tan elaborado. Eso dejaba...

Minato levantó la vista y esquivó el ataque de un shinobi de la Raíz. Varios más descendieron a su alrededor. Minato se los dejó a Kushina y Mikoto, trepó por los árboles, agarró media docena de kunai y los lanzó en arco, enterrándolos en los troncos de los árboles que le rodeaban.

El shinobi Raíz que cargaba contra él no era ningún desafío. Tampoco lo era el que le seguía. Ni el que le seguía. Más ocuparon su lugar, y más, y más, y Minato se teletransportó de uno de sus kunai al siguiente para evitar sus ataques y contraatacar.

Sacó otro pergamino de sellado de su bolsillo, saltó sobre los árboles por encima de Kushina para dejarlo caer y...

- Kushina lo cogió e introdujo chakra para desprecintar un alijo de kunai especiales de Minato. Los esparció a su alrededor sin romper su forma, ampliando la cobertura de Minato y eliminando a los shinobi de Raíz uno tras otro.

Hasta el momento no había visto a Danzō. Era fácil descargar su frustración en sus subordinados: demasiado fácil, demasiado tentador hacer lo que él quería que hiciera, enzarzarse en una lucha sin sentido y agotarse contra mera carne de cañón.

Era Danzō quien merecía su ira, nadie más. Era Danzō quien se interponía entre ellos y su felices para siempre. Mientras Danzō siguiera ahí fuera, nunca podrían vivir en paz. Necesitaban acabar con él ahora, de una vez por todas, terminar con él y seguir viviendo sin que su legado ensombreciera su futuro.

Kushina puso las cejas en una línea firme, invocó sus cadenas de chakra, golpeó a todo un grupo de shinobi de la Raíz contra los árboles y se agachó como...

- Mikoto saltó por encima de Kushina para atrapar a la shinobi inmovilizada con un genjutsu.

Tejió capa tras capa de ilusiones, vertiendo todo el miedo y la ira que había sentido durante las últimas semanas. Devolver incluso una fracción de ello sería gratificante, pero no sería suficiente.

Mikoto no estaría satisfecha hasta que hubiera matado al responsable de llevar a su clan a la ruina en el futuro.

Otro shinobi captó su mirada y los ojos de Mikoto brillaron en rojo, sus iris hicieron girar un genjutsu en el tiempo que tardó en parpadear.

Intentaban separarlos. Minato reconoció tanto esto como lo infructuoso de sus esfuerzos a los pocos minutos de iniciarse el combate. Ninguno de ellos se dejó arrear hacia donde el shinobi de la Raíz quería que fueran, sus estilos de lucha estaban demasiado sincronizados y su experiencia era demasiado abrumadora.

Minato no había pensado que Danzō fuera tan cobarde como para dejar que sus subordinados lucharan sin hacer acto de presencia él mismo, pero, de nuevo, no parecían conocerle de nada.