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Minato no era una persona violenta. Era un shinobi más que capaz -no se había convertido en Hokage por nada-, con una orden de huida en varios países, oh sí. Pero no le gustaba la violencia innecesaria y prefería resolver los conflictos de forma diplomática.

Cuanto más tiempo pasaba en este extraño futuro con Naruto, más se ponía en entredicho su naturaleza pacífica.

Si a eso añadimos el cansancio de varias noches sin dormir, Minato se sentía inusualmente irritable. No se había atrevido a dormirse desde que el sello había empezado a tirarle de la mano, pues no quería que le pillaran desprevenido. Se sorprendió de haber conseguido reprimirlo hasta entonces.

Sabía que no podía aplazar la revelación de la verdad a Naruto durante mucho más tiempo. Las cosas se interponían en su camino.

Minato había ensayado la conversación él solo durante toda la mañana, elaborando cuidadosamente la mejor forma de decirle a Naruto que tendría que marcharse pronto. Y lo que era peor, que no sabía cuándo volvería. Por lo que sabía, podrían pasar otras semanas, o incluso más. Le debía más a Naruto que desaparecer sin avisar.

Cuando Naruto volvió a casa de la academia, Minato estaba decidido a sentarse a hablar con él y acabar de una vez. Toda su determinación se desmoronó cuando vio los puños temblorosos de Naruto y el ceño fruncido en su rostro.

"¿Naruto?" Se levantó de su lugar en el suelo y dejó atrás sus notas. Hacía al menos una hora que no los miraba. "¿Qué ocurre?"

"No es nada", dijo Naruto, demasiado rápido. No miró a Minato a los ojos.

Naruto nunca hablaba de la academia si podía evitarlo. ¿Le estaban acosando? Minato no había visto nada personalmente, pero eso no significaba mucho.

O quizá Naruto no iba tan bien en sus clases como podría. "¿Tienes problemas en clase?" Naruto hizo una mueca de dolor. Bingo.

Minato se había dado cuenta de que Naruto no sabía leer muy bien, algo que había descubierto sólo después de intentar que estudiara fuinjutsu a través de los libros. Se preguntó lo diferente que podría haber sido con alguien allí para enseñar a Naruto, alguien en quien pudiera apoyarse y que le apoyara cuando lo necesitara.

"¿Te ha estado dando problemas la gente?"

Naruto frunció el ceño. "Como si me importara. De todas formas, son todos estúpidos".

"¿Qué hacen exactamente?"

Naruto se encogió de hombros, sin mirarle todavía. "Se supone que debo hacer honor a su nombre o lo que sea".

"¿Eso es lo que han estado diciendo?". Minato suspiró, pasándose la mano por el pelo. No era una persona fácil con la que compararse.

"No es para tanto", murmuró Naruto.

"Naruto, yo..."

"¡No es para tanto!" gritó Naruto, con los puños cerrados y la voz temblorosa. ¿De ira? ¿De frustración? Minato no lo sabía.

Antes de que pudiera pensar en algo que decir, Naruto entró furioso en su dormitorio, dejando a Minato contemplando si debía ir tras él o dejarlo solo un rato. Naruto nunca había arremetido contra él, pero seguramente no era algo fuera de lo normal en un adolescente. Sólo contaba con su equipo de genin.

Minato frunció el ceño y decidió que tal vez Naruto sólo necesitaba un poco de tiempo para sí mismo. Al final le pillaría el truco a esto de ser padre.

Más tarde, en la biblioteca, se dio cuenta de que había olvidado tener la charla. Otra vez. Pero ahora no podía parar. Estaba estudiando una nueva pista sobre el sello, no podía irse así como así. Tendría que terminar esto rápidamente y localizar a Naruto inmediatamente después.

Naruto - El tiempo corre como la tinta ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora