Park Sunghoon nació destinado a ser el mago que salvaría a las seis naciones que conforman Nevaeh del golpe de los rebeldes y aquel que por fin detendría la catastrófica guerra mágica.
Ha pasado años entrenando para ese momento y cada mago tiene su...
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Algo muy extraño le está ocurriendo desde hace días, haciendo que se sienta nervioso y preocupado. Por desgracia, no tiene a nadie para preguntarle al respecto.
Contarle a Jake y a Soobin no le parece opción pues no quiere preocuparlos y tampoco creé que puedan responder sus dudas, así que se lo guarda, dejando que la inquietud lo consuma poco a poco.
—¿Estás bien, Hoon?
Sacude su cabeza, enfocándose en el Wandler Tier que lo observa con preocupación.
—Sí. No es nada.
—¿Seguro?
Su ceño se frunce.
—Deja de oler mis emociones.
Sus mejillas se pintaron de rojo, retrocediendo con vergüenza.
—Lo siento.
Sunghoon decidió ignorarlo, restándole importancia con un simple ademán.
—¿Ya estás listo para mostrarme el hechizo?
Asintió emocionado.
—¡Arcadia ikustro! —Gritó, alzando su varita la cual produjo un leve chispazo, sin embargo, a los pocos segundos se extinguió dejando a un desilusionado Jake —. Uhm, no funciona —susurró.
