Park Sunghoon nació destinado a ser el mago que salvaría a las seis naciones que conforman Nevaeh del golpe de los rebeldes y aquel que por fin detendría la catastrófica guerra mágica.
Ha pasado años entrenando para ese momento y cada mago tiene su...
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La guarida de los Levitán es tan grande, que podría pasar meses, quizás, hasta años, antes de terminar de leer cada uno de los libros refugiados entre sus viejas paredes.
Tiene un libro en sus manos, el cual lee con emoción pues habla de los Levitán. Aún no lo ha confirmado, pero sospecha que Jake es un Levitán rojo; los famosos guardianes de las llamas. Está casi seguro, las imágenes en su memoria de una enorme serpiente de escamas rojas protegiéndolo luego de la destrucción del laberinto le parecen demasiado realistas como para ser una ensoñación, sin embargo, le falta confirmarlo.
Mira a su novio. Su cabeza reposa sobre sus piernas, murmura de vez en cuando cosas, algo sobre chocolate y también creé escuchar su nombre, detalle que colorea sus mejillas de rojo.
Acaricia su cabello, jugando con sus cortos rulos entre sus dedos. Jake parece sentirlo porque busca pegarse a su mano lo más posible. Sonríe, feliz de verlo menos tenso que hace unas horas.
Quizás aún debía enfrentar la enorme decisión de convertirse o no en el alfa de su villa, pero sin importar lo que Jake eligiera, estaría ahí para él.
—Eres demasiado lindo —susurra, rascando detrás de las orejas del zorro que aparecieron entre su cabello —. Tanto que mi corazón late mucho cada vez que te miro. Mi Jake, mi Levitán.
