Hunter había llegado a la escuela diez minutos tarde, como solía pasar siempre, y se despidió con un beso en el cachete a su madre. Cuando abrió la puerta del salón, se estremeció al encontrarse con todos sus compañerons callados como nunca antes, serios, mirando a la maestra Dou. Y la maestra Dou lo miraba fijamente, como si hubiese asesinado a alguien esa misma mañana.
—Estas no son horas de llegar, Hunter—rezongó la maestra Dou—. Pero puedes pasar.
Hunter se sentó en la diminuta silla verde y dejo la mochila de Micky Mouse a un costado. La mesa de al lado estaba vacía; su compañera había faltado vuelto a faltar y tendría que hacer los trabajos solos de nuevo.
—Como les decía—carraspeó la maestra, volviendo a adoptar la misma expresión sería del principio—. Luz se integrara de nuevo hoy. Quiero que sean muy amables con ella; la ha pasado muy mal estos días y no queremos que la pase peor, así que mucho cuidado con lo que vayan a decir. Hunter, ya que tú eres su compañera de asiento, me gustaría que la ayudarás con las tareas y cuánto puedas, ¿bien?
Unos minutos después, los niños de nivel cinco ya estaban corriendo y gritando por todo el salón. La maestra Dou se había olvidado que era maestra y les permitió hacerlo, llevándose discretamente un cigarrillo a la boca mientras miraba su celular.
En todo ese rato, Hunter se la pasó jugando al UNO con Gus, su mejor amigo desde que entró en inicial.
Una hora después, la maestra tiro el cigarillo a la basura y obligó a todos a sentarse en sus lugares. Les entregó unas imágenes que tenían que colorear, lo que más le divertía a Hunter.
Minutos después, el director abrió la puerta del salón y entró Luz Noceda en el salón. Tenía dos muletas demasiado grandes para ella y su pierna izquierda estaba cubierta por yeso y se movía lentamente, dando saltitos.
La maestra se acercó a ella con una sonrisa y le dió la bienvenida; los demás siguieron pintando como si nada hubiera pasado.
El asiento, vacío desde hacía más de una semana, volvió a ser ocupado. La maestra le entregó a la morena la misma imagen que a los demás y se sentó en su habitual lugar frente a la computadora.
—Hola—dijo Hunter.
—Hola—murmuró Luz—. ¿Tienes colores?
Hunter dejó la cartuchera abierta en medio de los bancos y Luz murmuró un gracias para después comenzar a pintar.
Su compañera de asiento volvió, pero volvió distinta. Antes, Luz pintaba con más emoción y hablaba a cada rato con Hunter aún si él no contestaba. Ahora, se mantenía en silencio, moviendo débilmente el lápiz sobre la hoja. En la cabeza de Hunter solo habían dos posibilidades: o los alienígenas la secuestraron y la reemplazaron por uno de ellos, como en las series baratas que pasaban por la tele, o... no, simplemente había una posibilidad. Entonces le preguntó:
—¿Eres un alien?
—No.
—¿Entonces que te pasó?
—Mis papis se fueron—murmuró y agachó la cabeza.
—¿A dónde?
Se encogió de hombros y siguió dibujando.
Si, actuaba muy raro. Hunter no la consideraba una amiga, no una amiga como Gus, a quien conoció con dos años. Hunter se juntaba con Gus después de la escuela e iban al parque o a la casa de Gus, y hasta fueron a la casa de su mamá Raine cuando ella no estaba ocupada. Hunter no la consideraba su amiga, pero en ese momento, la curiosidad por saber el extraño cambio en esa peculiar niña lo hacía querer ser su amigo.
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The Gravesfield's Murders
FanfictionEn 1993, Caleb Wittbane y Evelyn Clawthorne fueron encontrados sin vida en su apartamento y a pesar de que fue toda una masacre, el ser más diminuto de la familia, Hunter, sobrevivió. El culpable escapó de la ciudad y posteriormente del país, y con...