Capítulo diez

66 4 2
                                    

25 de septiembre de 2007
13:10

Gus se despertó a la una de la tarde, el sueño de cualquier niño harto de ir a la escuela. Pudo haber dormido hasta las dos o las tres de la tarde, pero después de mirar el techo unos minutos, sin hacer nada, optó por levantarse y prepararse el desayuno.

Tomó la carta que se encontraba sobre la mesa de la cocina y la leyó. Decía, como siempre, que tenía comida en la heladera para calentar después y un tutorial de como usar el microondas, aunque Gus ya sabía cómo usarlo, solo que su padre no tenía demasiada confianza en él en cuanto eso, ya que la primera vez que Gus uso el microondas solo, el vaso que puso dentro explotó y el microondas dejo de funcionar.

Al final de la carta decía en grande: NO SALGAS DE CASA.

Su padre siempre le decía que no saliera de casa, y él solía obedecer. Claro, habían excepciones en las que se aprovechaba de estar solo, como el día anterior, pero casi siempre cumplía.

Esa era la primera vez que Perry se lo repetía así, como si fuera algo más que una obligación.

Si salía, corría peligro, como todos los demás.

Todos los demás.

Pensar en eso hizo que su curiosidad se elevará. Se calentó la chocolatada y se fue a la sala, dónde prendió la televisión y puso el informativo.

Nuevo homicidio

Gus dejo la taza de chocolatada en la mesa y centró toda su atención en la noticia. En la televisión, un policía—probablemente el jefe—hablaba sobre el homicidio que sucedió horas antes, en Neip Street. Hablaba con calma, como si la situación estuviera manejada. Aunque Augustus todavía no lo sabía, la situación estaba lejos de estar manejada.

No logro escuchar claramente lo que decía de la sorpresa, pero si escuchó claramente como decía: Skara Uris.

El nombre le sonó conocido, demasiado conocido. Fue entonces que la recordó como la chica que fumaba a la salida de Hexside, la mejor amiga de Boscha y ex amiga de Amity.

—¿Qué tiene para decir del homicidio de anoche?—preguntó uno de los periodistas.

—Por el momento, la información es escasa, solo que tenemos a uno de los responsables de la actual ola de homicidios—respondió el oficial—. Sin embargo, el estado grave de la persona no nos permite identificarla, así que estamos a la espera de eso. Pronto tendremos respuestas.

—¿Se tiene alguna sospecha del asesino de Skara Uris?—preguntó otra persona, acercando su micrófono.

—La sospecha es más que obvia, pero no tenemos nada que nos permita asegurar que es verdaderamente Philip Wittbane. Cómo hemos visto, hay más de un responsable.

El oficial miró a uno de sus compañeros que se encontraba a su izquierda y después de un asentimiento de cabeza del mismo, dijo:

—A partir de hoy, 25 de septiembre, se marca un toque de queda a todos los menores de edad a partir de las seis de la tarde, y se recomienda a los demás estar siempre en compañía. Si la situación empeora, esto cambiará, al igual que si mejora. Nosotros...

La pantalla se oscureció. Gus se acercó a la televisión y se fijó detrás de la misma, buscando el botón de encendido, hasta que reparó en la lucecita roja y volvió a su lugar, expectante.

Un segundo después, en la televisión se presentó un ciervo, o al menos Gus pensó que lo era por un segundo. Cuando la sorpresa se le pasó, se dio cuenta que no era un ciervo, si no alguien con una máscara de ciervo, con cuernos largos y finos, de madera. La persona que portaba la mascara miraba la cámara fijamente, sin moverse.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 08, 2024 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

The Gravesfield's MurdersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora