ᵉᵖⁱˡᵒᵍᵒ

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Oikawa se encontraba recostado en el sofá del hogar de los Ushijima, su cabeza reposaba sobre el regazo de Natsume que le hablaba sobre temas triviales, pero él no podía prestarle atención, solo podía mirar los labios del mayor

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Oikawa se encontraba recostado en el sofá del hogar de los Ushijima, su cabeza reposaba sobre el regazo de Natsume que le hablaba sobre temas triviales, pero él no podía prestarle atención, solo podía mirar los labios del mayor.

Estaba volviendo a ocurrir, ya no le importaba si era un Ushijima, o si era mayor, hombre o cómo vestía, solo importaba que era su Natsume.

Lo necesitaba a su lado, a él y sus tontos clichés, sin duda alguna el mayor era demasiado bueno para invadir su mente y adueñarse de su corazón. 

Después de todo, cada vez que Natsume no estaba cerca, él se encontraba en su mente, esperaba su llamada impaciente y estaba pendiente del aviso para ir a su encuentro o que este le pasara a buscar en su auto.

— Natsume ¿Solo piensas en mí? — Le miró fijamente, recibiendo un asentimiento. — No puedes pensar en nadie más, me tienes a mí, el mejor.

Lo decía pretenciosamente, pero la verdad es que estaba acostumbrado a relaciones pasajeras, pero esta vez quería que funcionara, que fuera algo duradero, necesitaba la compañía de Natsume de por vida.

— Hey, Natsume. — Oikawa se enderezó y le miró seriamente. — ¿Qué dirías si te digo que quiero ser solo tuyo?

No podía dar más vueltas al asunto, quería dejar de pensar en lo que podrían ser, la idea de ser una pareja ya rondaba su mente desde hacía mucho, solo debía concretar la situación.

— Tōru ¿Hablas en serio?

Oikawa asintió en silencio mientras disfrutaba el cómo Natsume le miraba; tan dulce y sincero, su sola mirada profesaba amor puro.

Natsume era el dueño de sus sentimientos y todo parecía estar a favor de ambos, no importaba nada más, quería que él fuera el que le acompañara en su futuro y sus sueños, quería su apoyo, quería presumirle, probar sus labios cada vez que quisiese.

No quería sonar tan intenso como Natsume solía serlo, pero no le quedaba de otra, era eso lo que sentía.

— Quiero ser tuyo y que seas mío, no quiero dejarte ir, Ushijima Natsume.

— Quiero ser tuyo y que seas mío, no quiero dejarte ir, Ushijima Natsume

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Natsume acariciaba la espalda del castaño que dormía a su lado. Por fin eran pareja, por fin Oikawa era su pareja.

Disfrutaba el estar recostados en su cama, haciendo nada, pero disfrutando de la compañía del otro, honestamente no quería dejar ir al menor.

— Debería titularme pronto y comprarnos un departamento… — Murmuró sonriente mientras besaba la coronilla del menor que se acomodó en su pecho.

La verdad era que no veía nada de malo en proyectarse con Oikawa, sentía que iba a ser algo eterno.

Natsume había estado solo por bastante tiempo, nunca creyó que necesitaba a alguien, hasta que encontró el amor por primera vez en un tren, encontró el amor en Oikawa Tōru.  

Él sacó un lado distinto de su ser que ni siquiera él mismo conocía, un lado que le profesaba amor verdadero y que le admiraba más que a nadie, logró hacer que amara todo de él. 

Agradeció haber subido a aquel tren y que Oikawa estuviera en su vagón en el momento oportuno.

— Por favor… Si todo esto es un sueño, no deseo despertarme.

En el momento en que se encontraba recostado a su lado, todo se encontraba en su lugar, como si un rompecabezas hubiera hallado su pieza inexistente, como si todo se hubiera alineado perfectamente.

— Gracias por llegar, mi ángel.

— Gracias por llegar, mi ángel

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〖 Angel ❏ Oikawa Tōru〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora