Ushijima Natsume quedaba cada vez más impresionado con el chico que parecía un ángel en el tren, no sabía quién era ni mucho menos de dónde venía, pero estaba seguro de que se estaba enamorando de aquel desconocido, el problema era uno.
Oikawa no sa...
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— Natsume.
— Te dije que quiero estar solo, Wakatoshi. — Suspiró cubriendo su rostro.
— Hay alguien preguntando por ti abajo.
— Dile que no estoy, por favor.
— … Bueno.
Natsume miró al techo con cierto cansancio. Por alguna razón, desde esa conversación que tuvo con Oikawa en su auto, se encontraba algo bajo de ánimo. ¿Y cómo no estarlo? Si se había dado cuenta de que si no le hablaba al menor, este no mostraba interés en mandarle un misero mensaje.
Así es, no le había hablado a Oikawa hace una semana y este tampoco lo había buscado, eso lo tenía confuso.
Se estaba replanteando si todo lo que él consideraba señales era solo producto de su imaginación. ¿Acaso aquel ángel no era realmente para él?
¿Siquiera Oikawa sentía algo por él?
— Maldición…
Agarró su almohada y la puso sobre su rostro mientras ahogaba un grito de frustración. Anhelaba ver al castaño, pero no quería seguir forzando las cosas.
Quería alguna señal directa de su ángel.
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— No te demores. — Wakatoshi miró seriamente al castaño que lo ignoró y le cerró la puerta en la cara.
Miró a Natsume el cual estaba recostado en su cama con el rostro cubierto por una almohada. Algo nervioso avanzó y se sentó a su lado.
— Waka, ya te dije que me dejes solo.
Al oír su voz cansada, el menor pasó saliva, debía ser sincero de una vez.
Extrañaba al Ushijima, pero no se atrevía a mandarle un mensaje, a pesar de que decía que estaba bien sin él. Todo era una mentira.
Inconscientemente, hablaba de él a cada momento y pasaba revisando constantemente si un mensaje de él había llegado, pero nada. Pensaba dejarlo pasar, pero al parecer estaba estresando a todos, a tal punto que Iwaizumi tuvo que conseguirse la dirección de los Ushijima y llevarlo ahí.
“Arregla tus problemas y cállate de una vez, estás insoportable”.
Eso le había dicho su mejor amigo y ahí estaba ahora. Algo nervioso sacó la almohada del rostro del mayor, así chocando miradas. Su corazón latía con fuerza al ver el rostro sorprendido de Natsume.
Sabía que esto no era algo pasajero, un simple romance no se sentía de esa forma.
— ¿Oikawa…?
— Yo… La verdad es que no puedo creer que quieras ser mío. — Admitió, logrando confundir al contrario. — Es decir, te quiero cerca, pero no demasiado como para hostigarme, quiero ser tu ángel preferido, pero al mismo tiempo no… Yo no termino por entenderme a mí mismo cuando se trata de ti, Natsume.
Apenas dijo eso, pudo ver cómo el mayor se sentaba en la cama y lo miraba con seriedad.
— Entonces debes aclararte, ahora dices que me quieres cerca, pero ¿Dirás lo mismo cuando estemos en un lugar público? — El menor bajó la mirada. — Mis sentimientos no van a cambiar, Oikawa, pero necesito saber ¿Qué es lo que quieres de mí? ¿Qué más necesitas que haga?
— Es difícil, no lo sé.
Natsume tomó su mano y suspiró.
— Entonces dime qué sientes, independiente de lo que quieras… Necesito saber si esto es mutuo antes de involucrarme más de lo que ya he hecho. — Acarició la mejilla del contrario. — ¿Correspondes mis sentimientos, Oikawa?
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