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꒷︶꒷꒥꒷‧₊˚꒷︶꒷꒥꒷‧

Cuando me fui a Estados Unidos, no pensé que te volvería a ver, o más bien, no quería. No tenía el valor para verte a la cara luego de tantas peleas. insultos y bueno, todo lo que conlleva nuestra novedosa relación.

No me quería ir, pero ambos sabemos que era lo mejor para ambos. Dudo mucho que estuviéramos en la edad o el momento para comprender los problemas del otro.

Así que preferí despedirme y dejar todo atrás, pero volví, y es sorprendente que el mismo día que llegué a Japón, me tope contigo.

Y tal vez la forma de "Expresarme" no fue la mejor de todas, pero es la verdad, ambos hubiéramos encontrado un camino diferente en cualquier circunstancia. Porque no tenemos las mismas metas y gustos.

Claro, lo más seguro es que igual fuera mi culpa, de cualquier forma yo sería quien se alegoría y lo más probable era que lo hiciera o por mi madre, o por mi padre. Pero estoy de aquí una vez más y no vine solo por gusto de ver japón.

Vine porque en estos años he tomado el coraje que necesito para afrontar todos los problemas que deje en japón, no puedo darle la espalda para siempre. Y uno de los tantos problemas que tengo, es la forma en la que terminamos esta peculiar amistad.

Fuimos agresivos con el otro sin saber el fondo de la historia, y se que para ti, el patinaje lo es todo. Y creo que nunca lo dije, o tal vez no lo voy a expresar.

Pero desde el día en el que empezaste a ser mi tutor, el patinaje tomó el mismo valor para mi. Se volvió lo único que realmente me gustaba, porque fue algo que aprendí por mi propia decisión, no por alguien externo.

Y cuando tu te burlabas de lo mala que era, yo solo tomaba más aprecio, porque ¿Sabes lo difícil que era ser mala en algo?

No me molestaba cuando te burlabas, por que era mejor escuchar como te reias, a escuchar como mi madre me regañaba si comete algún error.

Para mi una actividad en la cual pudiera fracasar estaba fuera de los límites, pero al parecer un día un chico decidió mostrarme algo fuera de esos límites. Y no sabes como te lo agradesco.

Enseñarme algo en lo cual pudiera fracasar, tropezar, sangrar y reir es algo que nunca dejaré de agradecerte. Claro que a veces era molesto, por que nunca sabias que palabras usar, o tal vez, lo hacias aposta.

No lo sé, y no voy a indagar por que estoy segura que no estaré satisfecha con la respuesta.

La cosa es que tu me enseñaste algo que no hubiera podido aprender por mi cuenta, es una lastima que no me hubieras enseñado esa valía tuya que no te permite abandonar lo que amas, por que tal vez no hubiera bajado la cabeza y dejado que las llamas consumieran la primera patineta que tube.

O tal vez, hubiera dicho la verdad y las cosas serían más normales.

Y no eh dejado de pensar en cuando nos llevábamos bien, o la forma en la que hicimos las "Pases" ese día antes de dejar todo atrás y irme sin aviso anticipado.

Tal vez no fueron las mejores "Pases" que pudimos haber hecho. Pero fue algo que me ayudó a mantenerme cuerda en Estados Unidos, no sabes lo cliché que resultó quedarme ahí.

Mi vida fue como las películas, tuve un hermanastro, una nueva madre, me fui a Estados Unidos, un nuevo colegio, un Bullying de dos semanas antes de poner límites, y para rematar la película, el líder del grupo de fútbol se me declaró.

Lo más emocionante de la película, fue cuando lo rechacé, lo único que no fue cliché en mi vida en Estados Unidos.

Y te aseguro que si no fuera por que tenia una patineta y a un idiota que me nombraba de forma anonima en sus entrevistas yo estaria en el fondo del mar.

Y eso no quiere decir que te lo agradezca, porque casi y gritas mi nombre. Y no es algo de lo que esté dispuesta a vivir.

Aun así, gracias por no haberte olvidado de mí. Por que te juro que pensé que no serías capaz de reconocerme, pensé que tal vez ni siquiera recordarás mi nombre.

Y gracias a eso, omito el hecho de que siempre has sido un orgulloso que no le gusta no tener la razón y combinado conmigo que estoy en la misma situación, el resultado no es agradable.

De igual forma, pido perdón por no saber mantenerse al margen y tener una conversación civilizada. Y también por no haberte dicho la verdad antes ni contestar tus mensajes.

Admite que soy una cobarde.

Ten un lindo dia.

Besos.

Att: Mikeyla Starck.

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Una sonrisa agradable apareció en la cara de Miya, tenía el papel en manos arriba de su cabeza mirándolo mientras estaba tirado en la cama con los ojos en las letras y los bordados de las esquinas.

Había pasado tanto tiempo desde que no veía una carta como esa, claro, había recibido un montón, pero ninguna era la que él quería, y ese día.

Luego de una derrota, o bueno una victoria injusta, había recibido lo que tanto había estado esperando como premio.

Y esa valla que lo hacía feliz. Tal vez la carta en si expresara emociones y palabras que para muchos era cosa de tomar en cuenta y analizar. Pero para Miya, era algo que ya sabía desde siempre.

Aunque nunca pensó que la menor de los Starck lo confesara.

Se levantó de la cama de un salto, camino por su habitación hasta el armario, se levantó en puntillas y tomó una de las cajas que estaba arriba del armario. Le quitó el listón que la sellaba y la abrió sacando una pequeña carpeta de plástico tamaño carta vacía.

Metio ahí la carta y luego la acomodo en la caja, Miya había guardado cada una de las cartas con sumo cuidado luego de la última de hace algunos años atrás.

Esperando el momento en el que guardería otra. Y la verdad era que lo hacía para conservarlas y leerlas cuando estuviera aburrido, deprimido o estresado. Y también, para algún día sacárselo en cara a la joven Mikeyla.

Aunque estaba seguro de que ella no se lo tomaría de la mejor forma, así que lo más probable era que termina comiéndose las ganas de restregarselo en la cara.

—Me hiciste esperar mucho, Mikey — Murmuró cerrando la caja. 

Cartas del misterio| Miya shinen \FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora