10. lo que somos y lo que no

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Rav estaba confundida.

Como casi siempre estaba todos los días de su aburrida vida.

Por un lado estaba increíblemente feliz por lo sucedido el día anterior. El beso de Calum le había hecho sentir cosas que no estaba segura de que fueran normales. Sentía que era vulnerable a cualquier cosa que él hiciera/dijera/insinuara y eso la hacía sentir inútil y estúpida. Cada vez que pensaba en Calum sentía que la razón escapaba de su cabeza y de pronto todo se sentía como una mala imitación de una película de Disney. Y no es que se sintiera mal. Al menos no del todo.

Pero lo que sí se sentía mal, era el hecho de que Rav sabía que no le gustaba a Calum. Sí, él podía quererla, acariciarle el cabello, decirle que tenía una boca bonita e incluso besarla pero Rav seguía jurando que no le gustaba a Calum. Porque estaba segura que él, en ese preciso momento, no estaba sintiendo la mitad de todas las cosas que ella sentía, ni pensando en ella ni en nadie más aparte de su estúpido cigarro.

Rav pensaba que era imposible el hecho de que Calum no fuera una chimenea, de todo el humo que diariamente dejaba salir. Por un lado le daba asco, porque nunca fue muy fanática de los cigarrillos, pero por el otro de alguna extraña manera pensaba que Calum se veía lindo fumando. Aunque claro, lo más probable era que sus hormonas se alteraban con cualquier cosa que él hacía.

¿Acaso no son así todos los enamorados de ahora? Al ser más idiota le rinden homenaje por la cosa más sosa e insulsa que hayan hecho en su vida.

Rav estaba consciente de que estar 'enamorada' aveces la llevaba a un grado de irracionalidad que le llegaba a ser preocupante. Aunque todos los signos daban como resultado que efectivamente Rav estaba enamorada de Calum, ni siquiera ella misma sabía que era lo que sentía por él.

No podía saber si era exactamente amor, pero sí estaba segura de que él era lo único en que pudo pensar la noche anterior mientras miraba al techo y el olor de su perfume que había quedado en la almohada, le hacía revivir aquella escena que tanto le estaba comiendo las neuronas.

-

Cuando Rav volvió a ver a Calum, instintivamente se preocupó. No estaba segura de qué le ocurría y cuando le preguntaba él solo se encorvaba aún más y pegaba su rostro más hacia sus rodillas.

Ella notó que Calum se sostenía la nuca con fuerza, al igual que miraba su mano con desprecio, murmurando cosas por lo bajo. Rav no entendía nada, era la primera vez que veía a Calum llorar.

Normalmente cuando sus primos, o alguien cercano a ella lloraba o simplemente se sentía mal, lo abrazaba. Así que no dudó en hacerlo, más aún con Calum. Pero cuando sus brazos se enrollaron alrededor de los hombros de Calum, él se escurrió y rechazó el abrazo de Rav.

Se sintió un poco molesta, pero no dejaba de estar preocupada. Si Calum estaba así debía ser por algo, que obviamente no quería compartir con nadie. Rav sabía que Calum no le había compartido ni un cuarenta por ciento de su vida, que tenía tantas cosas guardadas para él mismo que se estaba ahogando.

Rav solo sabía que Calum tenía un perro, que le gustaban determinadas bandas, que se negaba a usar los pantalones del uniforme escolar y que podía llegar a ser extremadamente amargado. Pero más allá de eso, no mucho. Solo cosas no muy importantes. Poco era lo que sabía, pero mucho era lo que se imaginaba.

-Dios, te odio tanto - le escuchó decir. Pensó que se lo había dicho a ella, pero Calum lo decía mirando a su mano. Rav vio que esta estaba temblando, como usualmente lo hacía. Eso no parecía preocuparle hasta ese día.

-Calum...Calum, ¿te sientes bien?

-¿Para qué preguntas cosas obvias? -Rav lo miró sin expresión alguna, y Calum rodó los ojos como el primer día en que lo conoció-. No. No me siento bien.

-¿Qué te pasa? ¿Te duele algo?

-Me siento...me siento mareado. Tengo ganas de vomitar, y de hecho ya lo hice tres veces antes de llegar al colegio - Rav frunció el ceño, mientras sacaba una aspirina del bolsillo de su mochila. Se la pasó a Calum y este agradeció, otra vez en voz baja. La mandó a viajar por su garganta sin necesitar agua.

-¿Entraste a clases? -Él negó-. ¿Sientes algo más aparte de los mareos y las náuseas?

-No, joder. Si no fuera hombre diría que estoy embarazado. Esto es estúpido -Rav rió un poco, no porque le hubiera hecho gracia sino porque no sabía qué hacer ni cómo actuar. Calum era algo impredecible y no sabía cómo podía reaccionar a la mínima cosa que hiciera-. ¿Por qué me preocupo tanto?

-¿Por qué llorabas? -Calum la miró como si quisiera matarla, pero luego ablandó la mirada y se acercó a Rav, para tomar su mano fría entre la suya aún temblorosa. Entrelazó sus dedos para disimularlo y se encargó en no mirar a sus ojos amarillos. Trató de cruzar sus piernas a lo indio pero no pudo, así que solo las estiró.

-No lo vas a entender, Rav - tuvo que repetir porque Rav no lo escuchó la primera vez.

-Si no me dices nada, no soy adivina - Ella sonrió tratando de que él hiciera lo mismo, pero no lo hizo.

Calum suspiró, tomando aire profundamente y se aclaró la garganta.

-Me he sentido tan mal por tanto tiempo, que cuando no me siento mal, no siento que estuviera sintiendo nada en lo absoluto -ella solo pudo observarlo, otra vez sin saber qué decir. Él volvió a respirar y a forzar la voz a salir un poco más alta que antes-. Ayer, cuando te besé, me sentí bien. Yo nunca me siento bien, feliz. Entonces sentí que no estaba sintiendo nada real. Hoy me siento horrible y siento que me estoy sintiendo horrible, siento algo.

-Bueno...te quejas cuando estás sintiendo y te quejas cuando no estás sintiendo. La verdad es que pienso que no estás acostumbrado a sentirte bien, y por eso cuando por fin estás feliz no sabes identificarlo.

-No es que no me guste 'sentirme' feliz, porque, ¿a quién no le gusta estar feliz? -hizo una pausa y apretó fuerte la mano de Rav, blanqueando sus nudillos-. Lo que no me gusta es que, cuando por fin siento que estoy sintiendo algo, es cuando me siento horrible, como un trapo.

-Entonces deberías concentrarte en las cosas que te hacen feliz, e ignorar a las que te hacen triste.

-¿Y cómo podría ignorarlas si es imposible que me dejen en paz? Ni siquiera tomando los putos medicamentos. Se supone que deberían estar haciéndome bien, ¿por qué no lo hacen?

-Calum...Calum, cálmate. Tranquilo -Rav trató de que dejara de sentirse así, que no se pusiera a llorar otra vez por razones las cuales no tenía claras, pero le fue imposible porque él explotó.

-¡No puedo estar calmado! ¡¿Acaso no lo entiendes?! ¡Es algo tan simple como eso! ¡No puedo!

-Basta, para -esa vez él sí se dejó abrazar por ella, y tal vez no le gustaba sentirse débil, pero se dio el permiso de serlo cuando lloró en el hombro de Rav. Y ella no dijo nada más, solo lo abrazó, comprendiendo que él solo quería llorar sin que nadie le preguntara el porqué, que solo se quedaran a su lado y escucharan todo lo que tenía para decir, incluso cuando no decía nada.

Y sin saber porqué, ella también se puso a llorar. Apostó que tal vez sería ese nudo en la garganta que se le había formado cuando lo escuchaba, porque sentía que era como una esponja absorbiendo todos los problemas que él tenía dentro. Se sentía mal de no poder hacer otra cosa que abrazarlo, de no poder salvarlo de lo que él huía y de ni siquiera saber qué era de lo que él huía.

-No sé qué decir- Rav dijo.

-Está bien -Calum respondió-. Sé lo que somos, y sé lo que no.


lloré escribiendo esto saben soy una sensible y melancólica de mierda

esto es un batido de conversaciones viejas, kurt cobain y lang leav. Perdón si tienen que volver a leer algunas partes porque se entreveran y no entienden nada, ajajaj. En el siguiente, que ya es el último, van a poder entender todo lo que ahora no, así como leer el ensayo final de rav.



rav's theory ✎ calum hoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora