No sabía cuanto tiempo había transcurrido, pero se estaba comenzando a volver loco.
Que hubiera una ventana era claramente maltrato psicológico. Seguía teniendo visitas a ese estúpido doctor, pero esta vez no se molestaban en volver a dormirle o en ocultarle lo que estaba ocurriendo.
En las noches no podía dormir, se quedaba sentado en el alfeizar de la ventana y lloraba. No recordaba nada, lo único que tenía era un estúpido apellido y el recuerdo de un compañero de habitación del que, ahora, estaba preñado.
Porque sí, su vientre estaba hinchado, como si se hubiera pasado comiendo dulces. Otra persona solo diría que está gordo, pero sabiendo lo que allí hacían, estaba claro que era un embarazo.
Los días eran lentos y aburridos, y la selección de libros que tenía aquella vez era sumamente aburridos.
¿Que habría hecho con Scoups? ¿En que parte de Corea se encontrarían? ¿Lo estarían buscando sus seres queridos? ¿Tendría siquiera seres queridos? ¿Cuál sería su nombre?
La puerta se abrió de pronto, asustándolo. Y por primera vez, vio a uno de los que serían los guardias del lugar. Iba vestido de negro, y llevaba una máscara negra que cubría su rostro.
Se acercó a Cheonsa, quien retrocedió hacia atrás en la cama. Y contra su voluntad, le ato las manos con dos grilletes y lo saco de la habitación a tirones.
El pasillo era igual de blanco que la habitación, y había muchas puertas. No pudo evitar fijarse en las blancas que había en estas cuando el guardia le obligo a caminar.
"B1 - Jinni". "A10 - Orange", "C6 - Leo", "A15 - Min"...
No le dio tiempo a leer todos los nombres, ya que el hombre que lo estaba arrastrando abrió una puerta y la luz del sol lo cegó algunos segundos.
Sintió hierva fresca en sus pies por culpa del rocío de la mañana, y los rayos del sol le cubrieron la pálida piel del rostro y los brazos.
Estaba en el exterior. Se apresuró a mirar a su alrededor, viendo el bosque a lo lejos, tras unas enormes vayas de hierro y pinchos.
Allí dentro, donde estaba él, había un edificio de dimensiones kilométricas rodeado por un enorme jardín paradisiaco.
Había varios árboles, cerezos y pinos, algunos bancos, un pequeño lago, inclusive un columpio.
Y chicos. Muchos más chicos, igual de jóvenes que él o más.
-Tienes media hora.- indico el guardia que lo sostenía, y escucho el ruido de las esposas al ser abiertas.- No intentes salir o te pondremos en aislamiento hasta que no nos sirvas.
Trago duro, y asintió.
El guardia volvió a entrar y cerro la puerta. Pudo notar que en el jardín no había demasiados guardias, pero que aun así, nadie parecía querer salir y tratar de escapar, ya que las vayas eran sumamente altas y las torres de vigilancia que había cada ciertos metros estaban plagadas de guardias con armas.
Suspiro y busco el banco más cercano, sentándose y tratando de tomar todo el aire fresco que pudiera.
-Hola.- saludo otra persona, sentándose a su lado.- Eres nuevo.- le sonrió.- ¿Cómo te llamas?
No respondió, nervioso. Era la primera vez que tenía contacto en mucho tiempo y desconfiaba.
El otro chico hizo una mueca.- Lo sé, la primera vez es difícil. Esta vez es mi tener día en el exterior. Soy Orange.
-Vi tu puerta.- respondió.- Estamos en el mismo pasillo...- se atrevió a sonreír un poco, amable.- Soy Cheonsa.
-Un gusto, Cheonsa.- respondió.
-Este sitio...- murmuro, dudoso.
Orange puso una mueca y asintió.- No nos hablan de este sitio, los guardias apenas hablan y si te pillan haciéndolo, te ponen en aislamiento.
-¿Tú también estás...?- pregunto, intrigado.
El muchacho de cabello castaño y personalidad amable, sonrió.- Sí, estoy... embarazado.- señalo con su mirada el patio y los chicos jóvenes que había allí.- Todos lo estamos.
별명
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Nickname // Jeongcheol
FanfictionYoon Jeonghan se despertó en una habitación blanca sin poder recordar nada, ni tan solo su propio nombre. Allí, conoció a Scoups, un chico callado que parecía haber aceptado con rapidez el hecho de que los secuestraron. Pero cuando Seungcheol desapa...