Complacer

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No recordaba en qué momento de la noche había llegado hasta la cama.

La sesión de sexo lo había agotado realmente y juraba haber perdido el conocimiento luego de haber llegado a su orgasmo.

Abrió sus ojos poco a poco, impeccionando el lugar donde se encontraba, sintiendo la suavidad del las sabanas en la que su piel reposaba y pudiendo sentir aquel aroma tan varonil que había memorizado y había guardado como uno de sus favoritos hace un par de días.

Jungkook se encontraba con sus ojos cerrados y su respiración calmada junto a el, boca abajo, con su espalda descubierta y la sábana en el borde de su firme trasero, ocultando aquel lugar de su vista.

Quería recorrer aquellos músculos con sus dedos, sentir la tibia piel bajo su tacto, pero sabía que no podía hacer nada sin el permiso de Jungkook, no quería que se molestara con el, se sentía bastante a gusto como para buscar un problema con su Dom.

—¿Te gusta lo que ves? — preguntó somnoliento.

—Mucho Jungkook — dijo avergonzado.

—Tocame Taehyung — demandó mientras se ponía boca arriba— Atiende a tu Amo, muéstrame que tanto te gusta lo que ves.

—Tengo que ir a la universidad — se excusó, solo para no parecer un hormonal, lo cierto era que se moría por atender al mayor, por hacerle sentir placer.

—Te llevaré luego, ahora obedeceras  mi bello Vante, quiero sentir tus manos sobre mi y si es posible tus labios también.

Taehyung cerró sus ojos y respiró profundo, tratando de calmar sus emociones. Estaba nervioso, ansioso de hacer lo correcto, de que a Jungkook no le molestara su inexperiencia y que disfrutara de lo que le daría.

Con sus labios temblorosos se acercó hasta el cuello del mayor, posandolos en el y comenzando un beso delicado en la zona, mientras apoyaba su mano sobre uno de los pectorales y acariciaba con lentigud.

Jungkook puso sus manos tras su cabeza y cerró los ojos, dándole total acceso a su hermoso chico, para que le mostrara lo que sabía hacer, de que maneras podía complacer a su Dom.

La mano de Taehyung descendió del pectoral, tocando todo a su paso, prestando real atención al firme y marcado abdomen, contando con sus dedos cada músculo mientras sus labios comenzaban a besar más profundamente la piel y al igual que sus manos decendian por el torso con propiedad.

La entrepierna del mayor se endureció por completo, era el efecto que provocaba ese chico con tan solo su cercanía, quería joderlo, poseerlo tantas veces como fuese posible, pero en ese momento lo dejaría disfrutar, explorar su cuerpo, conocer  cada rincón de su piel y familiarizarse con ella.

Al ver la sábana levantarse, producto de la creciente erección del pelinegro, el menor no pudo evitar llevar su mano por debajo de esta, hasta la firme hombría empujando la extención y comenzando a masturbarla de inmediato.

Era gruesa, grande y la humedad que desprendía por el líquido preseminal lo tenía atontado, fascinado por lo que tenía entre su manos.

Sintió sed.

Sintió la necesidad de tener en su boca aquel pedazo de carne que se presentaba ante sus ojos y que estaba a su disposición, completamente erecto y esperando atención.

Abrió su boca lo máximo posible y engulló por completo el falo de Jungkook quien soltó un jadeo placentero que estaba seguro lo sintió recorrer todo su cuerpo y  posarse en su propia intimidad.

Se acomodó de mejor forma entre las piernas del mayor, chupando desesperado, como si fuese lo más exquisito que había probado en su vida y no pudiera tener su boca lejos de él.

Peligrosa tentación (Kookv)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora