Rey

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La llegada a la residencia del pelinegro tardó alrededor de media hora, ya que se encontraba en las afueras de la ciudad, algo apartado, totalmente más privado.

Una hermosa construcción se había dejado ver luego de unos altos portones metálicos que la mantenían protegida como si de una fortaleza se tratase, haciendo imposible la vista desde afuera y dejando maravillado a Taehyung cuando pudo verla en todo su esplendor.

Grandes ventanales y construcción moderna, que la hacían lucir aún más lujosa de lo que estaba seguro era.

Jungkook manejó lentamente por el sendero, dándole miradas ocasionales al menor quien se encontraba como un niño viendo por primera vez su jugueteria favorita, lo cual le causaba gracia, ya que aquel lugar estaba repleto de juguetes que estaba seguro usaría con el, sin lugar a dudas.

Una vez frente a las grandes puertas de entrada, Jungkook bajó del automóvil para rodearlo y abrir la puerta de su acompañante, extendiendo su mano para ayudarle a bajar.

—Esto es...

—¿Sorprendente verdad?

—Es enorme.

—Claro bebé, como todo lo que poseo, enorme —dijo sujestivo— tu lo sabes de sobra, ha estado en tu interior dos veces y parecias disfrutarlo cada una de ellas.

Taehyung se sonrojo por lo atrevido que era Jungkook, tan descarado que lo hacía sentir nervioso.

—Ven — dijo poniendo su mano en la espalda baja del chico, guiandolo hacía la entrada.

Abriendo las amplias puertas, dejando al descubierto por completo el interior de su hogar.

Una vez estuvieron dentro del lugar pudo ver en todo su esplendor, la grandeza que poseía y se sintió algo fuera de lugar mientras observaba sus ropas, sin lugar a dudas el no pertenecía allí.

—¿Que sucede?— preguntó el pelinegro abrazándolo por la espalda y dejando su mentón apoyado en su hombro.

—No es nada... Estoy algo así como sorprendido — reconoció — y avergonzado.

—La sorpresa la entiendo, yo mismo cuando ví por primera vez este lugar estuve sorprendido por días, irreal, totalmente perfecto — acarició sobre el estómago de Tae — La vergüenza está muy fuera de lugar, bebé.

—Mirame Jungkook, ve este lugar, me siento tan ajeno a todo esto, soy como el feo jarrón que no combina con la decoración — dijo bajito.

El pelinegro frunció el ceño y lo giró hacia el con facilidad, dejándolo frente a frente mientras detallaba cada espacio del rostro del menor, que ante sus ojos solo era perfección y no podía evitar lo perdido que estaba en el, estaba seguro que observarlo sería algo así como su adicción.

—Yo solo veo a este hermoso ser, que hace que cada lujo y cada cosa que hay dentro de mi casa, se vea opacada por completo con su belleza— acaricio su mejilla— te daré la primera lección como tú Dom.

—De...de que hablas — dijo nervioso.

Tener ese agarre tan firme en sus caderas, no ayudaba a su vano intento de contener la exitacion que se formaba en su cuerpo cada vez que tenía cerca a Jungkook, lo que provocaba con tan solo un simple toque.

—Como mi sumiso, no te permito jamás sentirte inferir— habló calmado, consciente de la piel que se erizaba bajo su toque,  ya que en algún momento se había escabullido entre las ropas de Taehyung — mantén la cabeza en  alto mi bello Vante, eres mi sumiso, el sumiso del maldito rey del infierno, acepta la corona que estoy poniendo en tu cabeza y siente el poder que tienes aquí, justo ahora, con tan solo tu presencia.

Peligrosa tentación (Kookv)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora