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Cabe destacar que Nanami no se alejó de Mahito en ningún instante del día después de lo que había pasado en el salón. Se habían saltado las clases y sinceramente, poco le había importado a Nanami. Estuvo todo el tiempo cerca de Mahito, no había palabras más que las necesarias.

Se encontraban en el verde pasto del patio trasero de la escuela donde los alumnos casi no eran vistos, por lo cual en aquel momento, era algo privado para ambos. Ambos estaban sentados a lado del otro y Mahito no pudo resistir más el silencio.

— ¿Por qué haces esto?

— ¿Mhm?

— Deberías estar siendo el mejor de la clase en lugar de perder tu tiempo conmigo.

— Bueno, tú también deberías estar tomando clase, ¿no?

— Pero yo no soy como tú, además, realmente quiero cambiarme de escuela.

Mahito soltó un suspiro despues de sus últimas palabras, abrazó sus piernas contra su pecho mientras en su mano tenía unas ramas de pasto. 

— ¿Y lo harás? — Nanami observaba los delicados rasgos de Mahito, y es que a decir verdad, era una persona con una belleza femenina inigualable. Nunca había hablado de eso porque no eran tan cercanos, pero sinceramente no le importaba. Era una persona atractiva a primera vista y realmente quería conocerlo.

— Quiero, pero no lo sé. — Mahito alzó la mirada y un enorme sonrojo ilumino sus pálidas mejillas cuando vió que tenía cerca a Nanami observandole, a lo que dirigió su mirada a otro lado. Era evidente que Mahito seguía y estaba loco por él, pero sabía que no podía tener nada. 

— ¿Qué es lo que no sabes? A veces suenas muy seguro de lo que quieres, ¿no? Así fue como te conocí. — Ambos mantenían un nivel de voz bajo y cálido, solo para que ambos pudieran escucharse así mismos. Mahito estaba hecho un tomate cuando aquellas palabras salieron de Nanami, ¿enserio recordaba como se conocieron? 

— Dios, ¿como puedes acordarte de eso? Estaba en celo. — Mahito soltó una suave carcajada, a lo que Nanami solamente negó con una sonrisa ladina. — Podría decir que estaba ovulando, y fuiste el primer chico atractivo que apareció y realmente te quería entre mis piernas. 

— ¡Oye! Definitivamente no lo pierdes, ese es el Mahito descarado que conocí. — Nanami resopló, a lo que Mahito solo respondió con una enorme carcajada. Nanami admiró ese momento, en el que el cabello azul grisáceo se dejaba mover por la suave ola del aire y su movimiento ante la risa, era tan delicado, quería acariciar aquella suave piel llena de cicatrices y poderle ver más de cerca. 

— Bueno, si quieres todavía podemos hacerlo, ¿no? — Mahito volteó a mirar nuevamente a Nanami y esta vez mantuvo un rostro serio. — Pero no me veas así, pareces un acosador y eso no me gusta... Bueno, solo en la cama.

Nanami rodó los ojos y terminó por voltear a otro lado, a lo que Mahito tomó el atrevimiento de acercarse y empujarlo para que este cayera al suelo, subiéndose encima de él. Pasó sus blancas manos por su apretado uniforme y Nanami permanecía con el rostro sereno, realmente podía mantener el control.

— ¿Por qué no me detienes, quieres que siga? — Mahito se agachó hasta quedar frente al rostro de Nanami, ambos mantenían una mirada intensa contra los iris del contrario, podían sentir sus cálidas respiraciones chocar.

— No lo sé, ¿aún me quieres entre tus piernas, Mahito?

Ante aquellas palabras, la única reacción que pudo tener el de ojos de colores fue soltar un suspiro contra sus labios, se sentía sediento y su abdomen comenzaba a estar cálido, sin más genero un vaivén de caderas contra las del contrario, suave y lento.

In Your ArmsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora