BEATRIXEstar encerrada ya era un suplicio, pero estar encerrada con Taylor era una tortura. La noche había caído y, aunque la luz tenue de la celda apenas iluminaba nuestros rostros, podía sentir la presencia de Taylor a mi lado, tan tangible como el frío suelo bajo mis pies. Cada vez que intentaba respirar, el perfume de Taylor se colaba en mis fosas nasales, embriagándome de una manera que me hacía sentir mareada. No había probado ni una gota de alcohol, pero mi cabeza daba vueltas.
El espacio tan reducido en el que nos encontrábamos no ayudaba mucho tampoco. Para ser mi primera vez en prisión, la experiencia no era nada agradable. Era un lugar frío y húmedo; las paredes estaban llenas de dibujos obscenos y la "cama" no era más que un banco de concreto en la esquina, que, para colmo, tenía que compartir con Taylor. No había lugar al que pudiera escapar, ni física ni mentalmente.
Y a todo eso tenía que sumarle el hecho de que el dolor en mi mano derecha me estaba matando. Mis nudillos estaban rojos y ensangrentados, pero no me arrepentía de absolutamente nada.
—Bee— la voz de Taylor me sacó de mis pensamientos, devolviéndome a la cruda realidad.
Había estado en silencio las primeras horas, pero sabía que eventualmente ya no soportaría más.
Ella estaba a centímetros de mí, con su porte siempre confiado y esa mirada penetrante que tanto me perturbaba. Una sonrisa asomaba en sus labios, como si no comprendiera la gravedad de nuestra situación.
¿Era consciente de que estábamos detenidas?
—No, Alison, ni siquiera lo intentes —temía que si escuchaba solo un poco de lo que tuviera que decir, caería de nuevo en sus redes. Y yo ya no estaba dispuesta a correr ese riesgo.
—Pero no he dicho nada —se quejó, haciendo un mohín que en cualquier otra circunstancia habría considerado adorable.
Cada vez que hablaba, se acercaba solo un poco más a mí. Ella creía que no lo notaba, pero lo hacía, y comenzaba a afectarme.
—Te conozco perfectamente— dije, dando un paso lejos de ella, hasta golpear con la pared.
El contacto frío del concreto en mi espalda me causó escalofríos, y me hizo darme cuenta de que solo llevaba una ligera camisa encima, que, por cierto, estaba llena de manchas de sangre, al igual que mi pantalón. Suspiré un poco frustrada, sabía que no era el momento, pero no dejaba de pensar en lo horrible que seguramente me veía.
—¿Quieres mi abrigo?— Taylor se quitó su abrigo rápidamente cuando notó cómo me abrazaba a mí misma por el frío, pero yo no estaba dispuesta a aceptarlo.
Lo más seguro para mi estabilidad emocional era fingir que ella no estaba ahí.
—Entonces...— volvió a insistir.
—No me hables, no me veas, por favor mantente alejada de mí— mis palabras salieron con un tono de súplica, a pesar de mi esfuerzo por mantenerme firme.
—Bee, estamos a un metro de distancia— no tenía que decirlo porque ya era consciente de ello, al igual que mi corazón, que parecía querer salir de mi pecho con cada latido.
—¡Exactamente! ¿Por qué? ¿Por qué hiciste esto? Sabes lo difícil que es para mí tenerte cerca.
Ella no respondió de inmediato. Sus ojos se deslizaron lentamente hacia los míos, y en su mirada había algo que no había visto en mucho tiempo: vulnerabilidad.
—Porque no podía dejarte sola en esto, Bee— dijo al fin, su voz tan suave que apenas la escuché.
Mi cuerpo prácticamente temblaba por la poca distancia que nos separaba. La mezcla de emociones me consumía, desde el odio hasta un anhelo silencioso que no podía controlar. Tenía unas ganas tremendas de besarla, pero a la vez deseaba no verla nunca más.
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Champagne problems | Taylor Swift
FanfictionTaylor ha tomado malas decisiones en su vida, ha confiado en las personas equivocadas, sin duda ha cometido muchos errores... ¿El peor de ellos? Dejar ir al amor de su vida Pero no esta vez, la vida le había regalado una segunda oportunidad y estab...