XIII. La Carta

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Las cuatro chicas estaban sentadas en el suelo, con los brazos y piernas cruzadas, formando un semicírculo con la banca donde Yuqi estaba durmiendo en el centro. El ambiente era tranquilo. Desde que conocían a Yuqi, ese era su primera noche tranquila, sin gritos, sustos ni preocupaciones de que Yuqi le hiciera daño por sus constantes amenazas.

En ese momento, bajo la luz de la luna, Yuqi dormía usando su propia mochila como almohada, la cara hacia arriba, la boca levemente abierta, una mano sobre su abdomen y la otra en su costado. Se veía normal. Una imagen muy tranquila para la chica del cabello rojo que amenazaba en torturar a unos fantasmas y que ha visto los recuerdos de gente muerta que murió por pasar tantos años en prisión. Su imagen inocente, casi infantil, era mucho más creíble cuando dormía.

La paz que radiaba en ese momento le hacía creer a las chicas que nada en este mundo podía atormentada. Soyeon, observándola con curiosidad, no podía evitar maravillarse ante la rapidez con la que Yuqi se había quedado dormida. Como si con tan solo cerrar los ojos se iba a otro mundo, en uno utópico. Las cuatro chicas la envidiaban. Minnie se preguntaba con qué soñaba ¿Que imagen loe daba esa seguridad? Cuando Yuqi hablaba solo daba pistas de sus malos momentos, de lo que pudo provocar sus cicatrices, pero ¿Qué hizo que sonriera? ¿Que esas cicatrices se detuvieran de crear? ¿Qué la calmaba de su pasado? Minnie y las demás chicas se dieron cuenta de que, a pesar de compartir tanto tiempo con Yuqi, sabían muy poco sobre su vida ¿Qué pasó para que le tuviera miedo al tacto? ¿Siempre estuvo loca o el mundo la convirtió en eso? ¿Qué pasó para que tuviera tantas cicatrices? ¿Habían sido producto de accidentes, de autolesiones, o de alguna experiencia traumática?

Miyeon se preguntaba que marca utilizaba para teñirse el cabello, porque la verdad es que le quedaba muy bien. Shuhua se preguntaba como es que no tenía frío. Yuqi había llegado a la mitad de septiembre, a principio de otoño, cuando aún hacía mucho calor, pero ya estaban a mitad de noviembre, a pocos días de invierno, y les sorprendía que estuviera ocupando la misma ropa de lana ligera.

—Está amaneciendo—susurró Shuhua, no quería despertar a la viva.

—Está llorando—susurró Minnie y todas se concentraron en sus ojos.

Sus ojos, cerrados con fuerza, dejaban escapar lágrimas que rodaban lentamente por sus mejillas sonrojadas. Pero no eran solo eso; su expresión estaba marcada por un ceño fruncido, y su respiración se volvía cada vez más agitada. Pequeños gemidos de dolor salían de sus labios, tan similares a los sonidos angustiados que Shuhua había hecho aquella vez en la casa embrujada, cuando estuvo atada a la mesa y ante la falta de sangre apenas se podía mover. Yuqi se retorcía, como si estuviera luchando contra algún demonio interno, tratando desesperadamente de escapar de la pesadilla que la atrapaba. Su cuerpo se tensaba y temblaba, una de sus manos apretaba con fuerza la madera de la banca, haciendo que sus nudillos se volvieran blancos.

Había algo mucho más que dolor (o recuerdos de dolor, que era lo que las chicas pensaban que era). Sus labios temblaban del miedo, haciendo que las fantasmas se dieran cuenta de todo lo que sabían de Yuqi: Estuvo a punto de morir tres veces y tenía casi la misma edad que ellas. Ninguna de las cuatro sabía qué hacer al verla tan indefensa y débil, pero se levantaron para estar lista para ayudar.

—Es solo una pesadilla—habló Soyeon, agarrándole la mano a Minnie para que no la tocara—. Si la tocas lo vas a empeorar.

—Cierto—susurró.

Yuqi abrió los ojos al mismo tiempo que se sentó y tomaba un gran bocado de aire

—¡Mierda!—gritó Miyeon ante el susto.

—¿Estás bien?—preguntó Shuhua con cuidado.

Yuqi parecía asustada, de verdad. Su cuerpo sudaba, sus ojos temblaban al igual que sus manos. Nunca creyeron que algún día la verían así ¿A qué le podría tener miedo si no le temía a los fantasmas ni a un asesino? Se limpió sus lágrimas y se quedó mirando la palma de sus manos, admirando como es que su cuerpo podía sentir algo, pero extrañada de que pudiera recordar lo que había soñado y eso...la aterraba de verdad.

Freak [GIDLE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora