Madrid, con sus calles vibrantes y su incesante ritmo, había visto innumerables historias de amor, éxito y desilusión. Para Violeta y Chiara, la ciudad no solo fue un nuevo comienzo, sino también el escenario de un encuentro que cambiaría sus vidas para siempre.
Violeta, una joven de 23 años nacida en Granada, había encontrado en la música su refugio desde pequeña. Sus días en el conservatorio moldearon una pasión que la llevó, a los 18 años, a mudarse a Madrid en busca de oportunidades. Con el tiempo, y tras innumerables noches cantando en un pequeño bar musical llamado "La Invitada", su talento no pasó desapercibido. Una discográfica la descubrió, catapultándola a ser la cantante más influyente del país. A pesar de su éxito meteórico, Violeta siempre llevaba consigo el recuerdo de aquellos días humildes en los que la música era su único sueño.
En contraste, Chiara, una chica de 21 años procedente de Menorca, había heredado una mezcla cultural que enriquecía su carácter y su arte. Hija de madre inglesa y padre menorquín, Chiara había dedicado su vida a la enseñanza de la música, impartiendo clases particulares de piano y guitarra. Para poder mantenerse en la bulliciosa Madrid, trabajaba de camarera en el mismo bar musical donde Violeta solía cantar antes de alcanzar la fama. A diferencia de Violeta, Chiara componía en la intimidad, temerosa de exponer sus sentimientos al mundo y de las complicaciones del famoseo.
Los caminos de Violeta y Chiara se cruzaron en aquel modesto bar. Antes de que la fama transformara la vida de Violeta, se encontraron compartiendo sueños y acordes en noches que parecían eternas. La conexión entre ellas fue inmediata, naciendo una amistad que rápidamente se convirtió en algo más profundo, en un amor sincero y puro. Compartían una pasión por la música que trascendía palabras, encontrando en la otra un alma gemela.
Sin embargo, el destino y la fama trajeron consigo desafíos insospechados. A medida que Violeta se sumergía en el vertiginoso mundo del espectáculo, las diferencias entre ellas se acentuaron. Chiara, siempre reservada y alejada de los focos, empezó a sentirse desplazada. Las presiones del éxito y el temor al escrutinio público erosionaron su relación, llevándolas a intercambiar palabras hirientes que dejaron cicatrices profundas. El amor que una vez las unió parecía desmoronarse bajo el peso de sus diferencias.
Violeta tenía dos pilares importantes en su vida: Denna, su amiga de toda la vida que la había acompañado desde Granada y con quien compartía piso en Madrid, y Marina, una amistad forjada en los escenarios de la industria musical. Por otro lado, Chiara encontraba consuelo en Ruslana, su amiga y compañera de piso, y en Martin, a quien conoció tras frecuentar mucho el mismo bar donde trabajaba.
Ahora, años después de su ruptura, sus vidas seguían caminos distintos pero entrelazados por los recuerdos compartidos y el amor que alguna vez las unió. Violeta, aunque envuelta en la vorágine del éxito, no podía evitar pensar en lo que había perdido. Chiara, por su parte, seguía componiendo en la intimidad de su apartamento, sus canciones reflejando el dolor y la añoranza de un amor pasado.
Mientras Madrid continuaba con su incesante ritmo, ambas sabían que sus destinos estaban entrecruzados de una manera que ni la fama ni las diferencias podían borrar. Tal vez, en algún rincón de la ciudad, el destino les ofrecería una segunda oportunidad.
Chiara
Caminaba por las calles de Madrid, con su guitarra colgada a la espalda y su mochila llena de partituras y cuadernos de notas. A pesar de los tres años transcurridos, la ciudad aún le parecía un laberinto de recuerdos y posibilidades. Sin embargo, últimamente, cada esquina y cada cartel publicitario le recordaban lo que había perdido.
Los rostros sonrientes de las personas contrastaban con el suyo, que se mantenía en una serena melancolía. Madrid estaba inundada con la imagen de una mujer que alguna vez había sido el centro de su mundo. Los anuncios del nuevo álbum aparecían por todas partes: en marquesinas de autobuses, en vallas publicitarias y en las pantallas de los edificios. Lucía radiante, pero Chiara, observando detenidamente, notaba que algo faltaba. La chispa que una vez había iluminado sus ojos parecía apagada, como una estrella que todavía brilla, pero con una luz tenue y lejana. No, stop.
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Serlo todo | KiVi
FanfictionEn el vibrante corazón de Madrid, dos almas destinadas a encontrarse se enfrentan a un torbellino de emociones y desafíos. Violeta, una joven prodigio de la música, y Chiara, una talentosa compositora tímida, se conocen y sus vidas se entrelazan en...