9. Reflejos de una noche

1K 21 0
                                    

CHIARA

Chiara se despertó con el sonido insistente de alguien tocando a su puerta. Parpadeó varias veces, intentando aclarar la mente nublada por el alcohol de la noche anterior. La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, iluminando su habitación en un resplandor suave y dorado. Le dolía la cabeza y se sentía un poco mareada, pero lo más confuso era la mezcla de emociones que bullían en su interior. Se levantó lentamente, recordando fragmentos de la noche anterior: las risas, los bailes, y, sobre todo, la presencia constante de Violeta.

—Ya voy, ya voy —murmuró, mientras se dirigía a la puerta.

Al abrirla, se encontró con Ruslana y Martin, quienes la miraban con expresiones de preocupación y alivio.

—¡Kiki! ¿Cómo te encuentras? —preguntó Ruslana, abrazándola con fuerza.

Chiara sonrió débilmente, devolviéndole el abrazo.

—Estoy bien, solo un poco resacosa, and don't shout please —respondió, tratando de sonar más segura de lo que se sentía.

Martin, que sostenía una bolsa con comida, la miró con una mezcla de reproche y cariño.

—Pensamos que podrías necesitar algo de desayuno. Y una buena charla —dijo, levantando la bolsa.

Chiara se sintió agradecida. Sus amigos siempre estaban ahí para ella, en las buenas y en las malas. Se dirigieron a la cocina y se sentaron alrededor de la mesa, mientras Martin sacaba croissants, zumo de naranja y café.

—Entonces, ¿qué pasó anoche? —preguntó Ruslana, con tono suave pero curioso.

Chiara suspiró, tomando un sorbo de café para despejarse un poco más.

—Fue una noche rara. Me lo estaba pasando bien al principio, pero cuando vi a esa chica intentar ligar con Violeta... —dijo, dejando la frase inconclusa.

—Te pusiste celosa —completó Martin, mirándola con empatía.

Chiara asintió lentamente.

—Yes, y me siento ridícula por ello. Sé que no tengo derecho a sentirme así. Violeta es libre de hacer lo que quiera.

Ruslana tomó la mano de Chiara y la apretó suavemente.

—No es ridículo, Kiki. Es normal sentirse así cuando aún tienes sentimientos por alguien. ¿Hablaste con Violeta sobre esto?

Chiara asintió de nuevo.

—Sí, un poco. Me llevó a casa y me cuidó. Fue muy agradable, pero no sé... hay tanto que aún queda por resolver entre nosotras.

—Lo importante es que hablasteis. Eso es un paso en la dirección correcta —dijo Martin, tratando de animarla.

—Sí, supongo. Pero todo sigue siendo tan confuso. A veces siento que estamos dando pasos adelante, y otras veces parece que retrocedemos.

Ruslana la miró con ojos comprensivos.

—Es normal, Kiki. Las relaciones son complicadas, y más cuando hay tanto en juego. Pero lo importante es que estás siendo honesta contigo misma y con ella.

Chiara se quedó en silencio, reflexionando sobre las palabras de Ruslana. Sabía que tenía razón, pero eso no hacía las cosas más fáciles.

—Gracias, chicos. De verdad. No sé qué haría sin vosotros —dijo, con una sonrisa agradecida.

—Para eso estamos, my friend. Ahora, termina de desayunar y vamos a hacer algo para distraernos. Te vendrá bien salir y despejarte un poco ya que hoy no trabajas —sugirió Martin.

Serlo todo | KiViDonde viven las historias. Descúbrelo ahora