Capitulo; 20

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Charly;




Acompañado del sabor amargo del cafe en mi boca y el sol de la mañana pegándome directo a la cara mientras intentaba tener paciencia, estos payasos se retrasaron media hora. ¿No que buscaban seriedad y un canal seguro?. Malditos rusos, siempre lo mismo vociferando sobre calidad y responsabilidad pero son los primeros en demostrar todo lo contrario. Sabia que debi haber elegido hacer negocios con la triada, desde que el gran hombre volvió al juego las piezas de ajedrez como yo la han tenido complicada para continuar con las ventas pero ya era tarde, de todas formas ya había ofendido a los hombres del gran hombre a quien no le gustaba que haya jugadores independientes como yo.

—Sueño americano mis bolas. Por lo menos estos rusos compraron juguetes caros —Murmure, Saque la petaca de whisky de mi chaqueta roja vertiendo mas alcohol en el café antes de volver a sorber—. Como sea. De cualquier forma mi red ya está enraizada profundamente y el gran hombre no podrá deshacerse de mí tan fácilmente.

Había pocos autos en el estacionamiento que acordamos para el encuentro por lo que el lugar estaba solitario y silencioso con pocos transeúntes, cero testigos e ideal para un encuentro. Esperando el tiempo corrio hasta que se hicieron diez minutos cuando finalmente tres camionetas negras se dignaron a aparecer estacionandose en paralelo a mi vehículo, encendí un cigarrillo en tanto intentaba calmarme y no dejar que mi ira se haga evidente.

Varios hombres bajaron altos y musculosos, otros más promedio pero no hacía falta inspeccionarlos a fondo para adivinar que estaban armados. Por su postura y mirada parecían ex militares, probablemente mercenarios seducidos por la adrenalina y el dinero de una vida de peligro. ¿Podría ser? los mercenarios eran lo más fácil de convencer siempre que tuvieras algo jugoso que ofrecer. Sin embargo, mi mirada se centró especialmente en el hombre que los lideraba, alrededor de 1,78cm, espalda ancha y hombros grandes con una figura modesta que demostraba haber trabajado duro. Probablemente estaba entrenado, su imagen en un traje completamente negro era elegante y su mirada fria como el hielo en un ceño fruncido de pocos amigos.

Había visto tantos matones, mercenarios, sicarios y criminales de poca monta que era ya casi natural para mi diferenciar a un hombre que verdaderamente estaba entrenado en lo que hacia, matar. Esta persona era peligrosa, muy peligrosa y si era ruso. Me permiti deliberar en estos breves segundos que lo analice, ¿operaciones especiales? ¿Spetsnaz? había una probabilidad aunque solo eran deliberaciones y suposiciones mías.

—¿Charly? —Pregunto el ruso, mi mirada viajo a los diferentes rasgos de su rostro cabello corto peinado hacia atrás y una mirada dura llena de experiencia y desconfianza.

—40 minutos tarde. ¿No que ustedes eran diferentes y serios?. La próxima vez deberías avisar que no estás tan interesado en mis productos.

A pesar de que parecía que yo mismo estaba molestando a un dragón en su cueva simplemente era rutina, debía saber cual era el límite del temperamento y su ingenio para poder sacar el mejor provecho en la negociación. El resultado que esperaba no se dio cuando en vez de causar una reacción en el líder, genere que uno de sus hombres diera un paso adelante con una mirada molesta y desdeñosa pero fue detenido por su líder con un gesto de su mano.

El tipo que inicialmente parecía querer partirme en pedazos con sus manos era de la misma altura que yo pero musculoso y de hombros anchos, cabello rapado a los lados y con una expresión confundida se calmó para dar un paso atrás luego de asentir.

Mi heroína rubiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora