Capitulo 13; Quiebre total.

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—Thomas.








Completamente silencioso ingrese por la puerta del salon de clases intentando proyectar normalidad pero no había nada de normal en lo que me estaba sucediendo, el altar y las notas revoloteaban aun en mí mente dando vueltas cual parvada de pájaros migrantes. Mi falsa calma superficial camuflándose entre los ruidos de las voces ajenas que con cada paso que daba se iban volviendo mas difusas mientras ignoraba a todos,  todos en el salon centraron su vista en mí persona, mí mandíbula tensa por la fuerza de mis dientes apretados.

La piel blanca de mí mano por mis puños y la fuerza inconsciente brotaba de mi cuerpo honesto, mí vista estaba completamente centrada en mí asiento dónde había dejado mis cosas anteriormente. Era capaz de escuchar los latidos palpitantes como golpes de un mazo en la pared, golpear ese casillero no me tranquilizó en lo absoluto...

En un abrir y cerrar de ojos fue como si el sonido del mundo se hubiera esfumado, nada venía a mí oídos a pesar de que habían personas murmurando al mirarme mientras mis ojos abiertos con los temblores de mis manos intentaban controlar mis emociones turbulentas. La ira a flor de piel en mí no habia disminuido en lo absoluto y las caras de estos completos desperdicios, sus risas, verlos conversar, actuar con normalidad ¿Cuántos de ellos habrán dejado notas y llorado en ese altar? ¡Todos son unos hijos de perra!

La presión de la llameante furia en mí pecho aumento, como una olla a presión amenazando con explotar y volar en pedazos todo el lugar. Las venas palpitantes en mis sienes y en mis manos mientras tomaba asiento e ignoraba al mundo que me observaba, no, era imposible. Escuché un sonido extraño como de alguien hablándome pero se oía muy lejano como si el volumen de las voces de todos estuviera al mínimo, me asustaba pensar que haría si no controlaba mí fuerza.

Pronto dos voces se unieron a la primera como en una discusión pero era tan bajo que fue evidente que ni me centre en saber que decía, como un espectador note los rostros burlones de todos lo que me dirigían breves miradas. Mi palma abierta apoyada en mi mesa pareció cerrarse sin mí permiso, las ventas aumentaron y se volvieron negras como si alquitrán corriera por mí cuerpo.

—¡No!..

“—¡No me des órdenes! ¡¿por qué no?! ¡Todo es culpa de estos hipócritas! ¡Déjame comermelos!”

—¡¿crees que no quiero?! ¡Cálmate!.. también eres mí amigo. ¡solo déjame esto a mi! ¡solo por ahora!

“—¡Agh! ¡Eres un cobarde! ¡eres lo más bajo entre lo bajo! ¡Esa moralidad tuya solo nos detiene!

—¡No quiero tus berrinches! ¡Hazme el favor de mantenerte oculto y no hacer una locura! ¡Necesito que seas quien me cuide está vez!

“—¡Tú y tus pedidos ridículos! ¡bien seré el maduro de los dos! ¡Pero me debes la cabeza de un malo! ¡¿quedó claro?!

—¡De acuerdo pero no tienes por qué gritarme!

Al momento que escuche la voz de Venom hablar una mano golpeó el centro de mí mesa y tiró todo mis libros y útiles al suelo. Lentamente seguí con la mirada el brazo mientras la voz fue recuperando volúmen a la vez lograba ver rostro del individuo, el cerrojo de mi furia llameante aprisionada en mí pecho surgió, toda la intratable indignación y rabia surgida de ver a Falsos vestidos de santos, lamentarse falsamente por peter y actuar como si no fueran cómplices.

Mi heroína rubiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora