Capitulo; 21

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Charly:



Apretando los dientes e ignorando el molesto dolor de diferentes partes de mí cuerpo, especialmente la espalda. Aparte los escombros sobre mi y acompañado de tos debido al polvo, observé el caos del panorama del piso derrumbado y a pesar de que los busque con la mirada no encontré a los hombres sobrevivientes de Iván. Solo el polvo del derrumbe y los escombros, en el momento que me levanté mí cuerpo una punzada penetrante en la cabeza atacó mis sentidos.

Inconscientemente reaccione haciendo precion en mí cabeza y allí en mí palma una mancha de sangre yacía sobre mí piel. Emití un bufido aturdido al colocarme de pie, la sensación de mi sangre fluyendo por mí rostro y golpeando el suelo empolvado con gotas carmesí generando inaudibles sonidos.

Una de las piernas me falló cuando caí hincado en una rodilla y escupí sangre, a mis oídos ruidos extraños vinieron de lejos y todos mis instintos me decían que los producía.

—¿Qué es esa cosa?.. —Murmure adolorido e irritado, el sabor del hierro en mí boca al momento de escupir más sangre asqueado—. Como se supone que lo matemos, si las balas le hacen cosquillas.

Dirigí una mirada al séptimo piso donde originalmente estábamos y lo que quedaba del suelo ahora solo eran escombros partidos, aún adheridos obstinadamente a la pared. Entrecerre los ojos incrédulo aún de presenciar semejante destrucción, sentí al momento siguiente como mí corazón pálpitaba aceleradamente cuando vi esos tentáculos oscuros danzando con movimientos inquietos como serpientes.

Afortunadamente logré levantarme y avistar a dónde había caído el fusil de asalto, lo tome cojeando y en aquel momento fue una casualidad haber sentido la granada en los bolsillos de mí chaqueta. Un profundo alivio y felicidad brotó desde mí alma ante tal revelación, creí haber perdido la granada en el momento que el suelo del piso se derrumbó.

Retire el anillo de la granada mientras mantenía la palanca de detonación presionada, escupí desafiante lo que quedaba de sangre en mí boca al suelo y levanté la mirada en Resistencia obstinada.

—¡Aquí engendro! ¡¿Crees que puedes matarme tan fácilmente?! —Exclame llamando su atención.

En el techo la monstruosidad se arrastraba gateando por séptimo piso adherida de la misma forma que esa chica araña. Súbitamente disparos resonaron desde mí derecha llamando su atencion, y cuando me di cuenta uno de los tipos disparaba con dos armas casi de forma automática. Me dejó sorprendido que el sujeto parecía horrorizado y sosteniendo sus armas como un impulso de supervivencia incontrolable debido al terror que estaba experimentando, sus rugidos en una mezcla entre valentía y completamente atemorizados resonaban junto a los disparos.

La criatura retorció su cuello y sus inhumanos ojos alargados se agudizaron centrándose en ambos, en mi y el enloquecido tirador que claramente no contaba ya como alguien con quien pudiera cooperar para hacer frente a la criatura. Especialmente en el segundo que finalmente encontré una ligera pasta de carne apenas visible sobre una pila de escombros, si esto seguía así no pasaría mucho hasta que la criatura se fijara en mí para convertirme en la siguiente carne picada en manchar las paredes.

El estrepitoso y ensordecedor rugido bestial del monstruo sobre nuestras cabezas no tardó en aparecer cuando me prepare casi de forma inconsciente para lo que estaba por venir con la granada. Fui el primero en sentir conmoción pero claramente reaccione tarde porque había sucedido tan rapido de lo que mis ojos habian podido seguir, esa sacudida seguida de un atronador impacto en el momento que una serie de tentáculos de gran tamaño brotaron de la espalda de la criatura, tan gruesos como las bigas de un edificio y veloces como una corriente de agua al caer encima del sujeto como si tuvieran vida propia.

Mi heroína rubiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora