Capítulo 4: El Héroe

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Disclaimer: Inuyasha y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi. No recibo beneficios con esta historia.

Capítulo 4: El Héroe

Kagome había dejado de correr hacía rato pero su corazón latía alocadamente, no comprendió la razón hasta que logró divisar a un joven de ojos azules recargado en una de las columnas de entrada. Bankotsu recibía una pequeña bolsa de papel con forma rectangular que le había entregado Yusei, esta vez no corroboró lo que había en su interior. Su compañero le dijo unas palabras imperceptibles y se marchó mientras que el moreno lo veía con irritación.

Guardó la bolsa en su abrigo, como de costumbre y actuó de lo más natural. La muchacha lo observaba a lo lejos indecisa. Había sido mala idea perseguirlo, lo único que ganaría sería su rechazo. Se dio media vuelta algo apenada y se dispuso a volver, entonces él la distinguió.

Bankotsu la observó inmóvil con detenimiento, llevaba una falda azul marino y un suéter sencillo, desabrido. "Una de las mujeres más insulsas que vi" pensó inmediatamente. Parecía estar buscando a alguien, lucía algo agitada. Pensó que tal vez sería divertido hacerla llevarse una sorpresa. La observó irse por el patio trasero y no dudó en seguirla, caminó con cuidado de no hacerse ver y la interceptó.

-Vaya, a fin de cuentas vienes hasta aquí solo para dar paseos, jamás estudias?- Se burló mientras que la hacía sobresaltarse ante el desconcierto.

Kagome se dio media vuelta, el mercenario la observaba con presunción, se encontraba a pocos centímetros de distancia. Al parecer le resultaba divertido tomarle el pelo, pero ella no se dejaría pisotear de nuevo.

-Vaya... todavía no te vas?- Le respondió sin darle importancia, el muchacho frunció el ceño desconcertado y luego sus pensamientos se le aclararon.

-Ah... ya lo comprendo. Era a mí a quien buscabas tan desesperadamente, no es cierto?- Espetó tratando de ridiculizarla mientras que se acercaba más a ella. –Acaso te gusto? Tal vez eso enfurezca a tu amigo mitad-bestia - Agregó.

Los sentidos de la muchacha se alborotaron como si tuviese un cortocircuito interno. Sacudió la cabeza en señal de desaprobación y lo miró a los ojos.

-Eso no te importa.- Le dijo tajantemente. Bankotsu sonrió, definitivamente había ocurrido algo con él. Sin saber por qué, sintió curiosidad.

-Tú eras la que se divertía haciéndome un interrogatorio, que sucede?-

Kagome se sentía indignada, luego de esforzarse por salvar su vida y perder su tiempo así era como se lo agradecía, tratándola de estorbo, queriendo deshacerse de ella a toda costa sin darle ni una explicación. Y ahora volvía solo para burlarse. Apretó los puños y contuvo la rabia para no hacer un -escándalo de niña- como él llamaba. Le daría en donde más le dolía.

-Es gracioso ¿sabes? Hace un tiempo parecías un niño pequeño del que había que cuidar, estabas tan indefenso... y mírate ahora. Sólo hablas demasiado.-

Los vocablos salieron casi por sí solos. El moreno cambió su semblante, lucía colérico y agresivo, esta vez iba en serio. Ella comprendió entonces que de verdad lo había hecho rabiar. La mano de uno de los directivos los detuvo en ese instante.

-Lamento interrumpir tórtolos pero estas no son horas de estar aquí.- Les explicó haciendo señas hacia adentro.

Kagome asintió rápidamente. Bankotsu la miró a los ojos con rabia, pasó por su lado casi rozándola y le susurró al oído.

-De esta no te salvas...- Le dijo mientras que acariciaba su mejilla y le entregaba una falsa sonrisa. La muchacha entró inmediatamente al edificio para dirigirse a su clase.

Los finales son nuevos comienzosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora