Capítulo 7: Intromisión

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Disclaimer: Inuyasha y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi. No recibo beneficios con esta historia.

Capítulo 7: Intromisión.

Kagome llegó a su apartamento exhausta, se preparó la cena, se dio un baño y velozmente se metió dentro de la cama. Aún se sentía ligeramente aturdida por lo ocurrido con el moreno, no podría volver a verlo a los ojos, no habiendo visto lo que vió. "Me parece que la persona que provocó eso en ti es una estúpida". Cuánta razón había en las palabras de aquel muchacho, Bankotsu se había portado como todo un impúdico, carente de cualquier cosa parecida a la discreción, incluso después de haberla provocado y lograr que por poco que se besen.

-Realmente lo es, él es un completo estúpido.- Objetó finalmente a la nada.

Pero, por qué estaba tan molesta? Al fin y al cabo era su vida, sin importar que tan patética llegase a ser. No tenía por qué entrometerse en sus decisiones. Si a Bankotsu le gustaba aquel estilo de vida y deseaba preservarlo era su problema, pero definitivamente ella no formaría parte de esa clase de juegos.

De súbito recordó haberse guardado la servilleta de papel antes de salir de la cafetería. Revolvió entre sus cosas y halló el número apuntado en ella, luego lo registró en su móvil.
-Gracias por lo de hoy, te debo una!-Redactó para luego enviarlo al destinatario. En verdad estaba agradecida con Ren, el hablar con alguien ajeno a la situación logró serenarla. Además todo lo que salía de la boca de aquel muchacho parecía ser un mensaje pasivo.

La contestación llegó minutos más tarde –Puedo cobrármelo con alguna conversación más entretenida? Tal vez en algún otro café...- Kagome no le vió nada de malo a su propuesta y accedió sin chistar. Cuando hubo enviado el texto aguardó la respuesta con el teléfono en sus manos y antes de entrar en la cuenta se sumió en un profundo sueño. Aquella noche durmió plácidamente.

Por la mañana parecía encontrarse de lo más despejada, luego de darse una ducha y desayunar marchó rumbo a la universidad. La semana casi llegaba a su fin y pronto le daría una visita a su familia. A pesar de ser una vez cada tanto, el verlos la llenaba de energía. Volver al templo, abrazar a su abuelo, estrechar a buyo en sus brazos, dormir en su antigua habitación... todo aquello era como una vuelta en el tiempo.

Al llegar al establecimiento se abrió paso entre los estudiantes, subió las escaleras y caminó por los pabellones hasta dar con su salón. Como era de esperarse, Nozomi ya estaba allí, lista para aguardar al inicio de la clase. La joven de cabello azabache no comprendía como su compañera podía llegar tan temprano, incluso llegó a pensar que pasaba la noche allí para estar antes que todos. Tal vez le gustara reservarse un lugar al frente.

-Buenos días acelerada.- La saludó burlándose con una sonrisa en los labios.

-Buenos días para ti también. Luces de un humor especial hoy.- Le respondió su interlocutora. –Tienes algo que contarme?- Agregó la perceptiva muchacha.

Kagome se volvió al ver a su profesor ingresar en el recinto, le hizo señas a su compañera y se dirigió hasta su asiento. Había miles de cosas que contarle a Nozomi, pero creyó conveniente hacer un recorte en ciertos lugares. Al finalizar la clase retomaron su conversación en el patio trasero.

- Problemas amorosos de nuevo?- Lanzó con certeza la interesada.

La joven de cabellos azabaches se volvió hacia su amiga, Nozomi era una chica adorable, de facciones delicadas y cara redondeada, llevaba el cabello cortado al ras de la cara y un flequillo por encima de sus cejas, parecía recién salida del primario.

-Es sobre Bankotsu, cierto?- Su pregunta la hizo volver a la realidad y recordar que ella estaba expectante, en frente suyo, aguardando la respuesta.

Los finales son nuevos comienzosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora