Los finales son nuevos comienzos

Capítulo 13: Canción de Cuna

Disclaimer: Inuyasha y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi. No recibo beneficios con esta historia.

Capítulo 13: Canción de cuna.

[ Flash Back ]

-Cuando estás conmigo me siento tranquilo y me divierto pero... yo no puedo hacer eso, porque Kikyo.. sacrificó su vida por mí.-

Ella sonrío amargamente y asintió con la cabeza, conocía la respuesta incluso antes de que él pudiera expresarla con palabras. Varias lágrimas brotaron de sus ojos al instante y discurrieron por su mejilla. Debajo de sus pies una mariposa revoloteaba zigzagueante entre la hierba. El sol se ponía detrás de las montañas, las aves pronunciaban sus últimos cantos del día antes de volver a sus nidos, el mundo seguía girando.

"Todos continuamos viviendo... por doloroso que sea." Pensó. Por profunda y aguda que sea la herida, continuaría viviendo; Pero jamás volvería a ser la misma, algo en su interior había quedado reducido a cenizas, algo había desaparecido. Una luz se había apagado, llevándose consigo innumerables recuerdos, llantos y emociones, esos que tanto había atesorado alguna vez.

-Gracias por todo.-Dijo Kagome.

Era el momento de continuar viviendo.

[ Fin Flash Back ]

De la misma forma que en aquel tiempo, el Sol se ponía ahora detrás de los edificios. Un grupo de estudiantes de secundaria salía riendo de una cafetería, una mujer hablaba por teléfono de forma escandalosa, el mundo también seguía girando allí.

Una vez lejos del paisaje urbano, sus oídos pudieron sentir con claridad el canto de los pájaros y el arrullo del viento. Aquella zona apartada tenía su encanto después de todo. Luego de varios minutos de andar, Kagome se detuvo, tomó una bocanada de aire y recorrió el terreno con la vista. El edificio de estilo occidental probablemente se encontraba en pie desde antes que ella naciera. El río, el césped y los árboles que rodeaban aquel inmueble la llenaron de tranquilidad.

La muchacha se detuvo frente a las escaleras de la fachada exterior y se mordió el labio, vacilante. "Todo va a estar bien" Se dijo con ánimo para poner un pie sobre el primer escalón y comenzar el ascenso. Apretó los ojos y deseó que así sea, desde lo más profundo de su conciencia. Después de todo, se había armado de valor para ir hasta allí en carne y hueso y ponerle un fin a sus problemas. A la larga todos lo agradecerían.

Cada tanto, los escalones crujían debajo de sus pies, como si se tratasen de quejas o regaños hacia quien los pisoteaba. La ex miko se sobresaltó al descubrir a alguien bajando ¿Finalmente las personas que residían allí se habían dado el lujo de salir?

La joven pelirroja de la última vez, Mayu, se apareció delante suyo. Descendía por las escaleras con perturbación, con un bolso colgado al hombro y las facciones duras, lucía indignada e incómoda. Se dirigía hacia la puerta de entrada cuando chocó con Kagome.

-Tú otra vez? Vaya, es el colmo! Ya veo por qué Bankotsu está loco contigo.- Resopló con aires de furia. La azabache frunció el ceño.

-Disculpa?-

-Bankotsu no está en casa niña, gracias a ti el idiota no deja de ignorarme! Lo único que hace es huir.- Le explicó pasándose el bolso de un hombro al otro. –Pero ya no más, estoy harta.-

Kagome la vio desaparecer camino abajo con los ojos abiertos. "Gracias a mí?" Repitió.

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