Disclaimer: Inuyasha y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi. No recibo beneficios con esta historia.
Capítulo 6: Rivales
" -Como quisiera detener el tiempo-Susurró
-Eso quieres, que se detenga el tiempo?-
-Si, no me importa lo demás... siempre y cuando esté contigo Kikyo.-"
Inuyasha la estrechó en sus brazos una vez más mientras que ella depositaba un gélido beso en sus labios. Las lágrimas corrían por el rostro de la joven quinceañera, quien los observaba expectante, sin poder hacer nada.
Kagome volvió en sí al oír la voz anunciante de los parlantes que le indicaba estar llegando a su destino. Apretó los ojos con fuerza y salió al exterior junto a la multitud. Aquellos recuerdos se apoderaban de ella con facilidad devastando, cada vez un poco más, su corazón.
Las horas siguientes transcurrieron de forma homogénea. Las idas y venidas, el almuerzo, la bajada de los quehaceres. Al finalizar la cursada diaria se encontró con Nozomi, quien aguardaba sobre uno de los arcos principales de la salida.
-Luces terrible, te caíste de la cama?- Se burló su amiga al observarla
-Algo así.- Respondió sonriendo amargamente.
La muchacha la tomó del brazo y la arrastró lejos del perímetro universitario. Durante la tarde recorrieron las tiendas de las calles principales e hicieron las compras en el mercado. Aquello le resultó un perfecto escape para distender su mente de tantos alborotos.
Nozomi esta vez omitió sus preguntas acerca del romance, después de todo sabía cuándo callar.Pasadas las tres de la tarde luego de haber comprado lo suficiente se dividieron. Camino a su apartamento Kagome halló una tienda de insumos médicos que no había visto antes. Al detenerse frente a la vidriera examinó un sencillo pero bien equipado maletín de primeros auxilios. Sorpresivamente recordó sus épocas en las que frecuentaba a llevar uno consigo a todas partes, ya que Inuyasha coleccionaba lesiones de todo tipo. Entonces recordó a quien coleccionaba lesiones ahora, seguramente Bankotsu no contaba con uno, eso era seguro.
Entró a la tienda sin pensárselo dos veces y lo llevó. Una vez en su apartamento se deshizo de todas las bolsas y guardó las cosas en su lugar. Aquella era una tarea que casi siempre aplazaba por pereza, pero aun así prefirió deshacerse del desorden rápidamente. Al finalizar se quedó de brazos cruzados observando el maletín, la duda volvió a apoderarse de ella.
-Tal vez sea mala idea...- Después de todo se había prometido no entrometerse de nuevo.
¿Pero que tenía de malo? Solo era un simple maletín de primeros auxilios. Simplemente lo dejaría allí y se iría. Quedaría bien y vería la forma de acabar con aquellos roces e impulsos incómodos que salían de la nada.
Apuntó unas palabras en un pequeño papel y lo adhirió al paquete, minutos más tarde salió del apartamento.
Se abrió paso entre la gente con algo de nerviosismo y entusiasmo, solo esperaba no encontrarlo semi-desnudo esta vez o desfallecería. No estaba acostumbrada a aquellas inmoralidades, mucho menos tratándose de él. Aquel impulsivo ser no conocía el espacio personal.
Una vez en el edificio ascendió con prisa por las escaleras, su temperamento ya se tornaba inquieto. La puerta del apartamento estaba entre abierta, alguien había olvidado cerrar del todo. Kagome no se lo pensó dos veces y se adentró.
Múltiples prendas de ropa estaban esparcidas por la sala en un camino que parecía ir desde el sofá hacia la habitación contigua. Ella frunció el ceño desorientada y avanzó a tientas hacia el final del camino. El espacio estaba perfectamente iluminado, las cortinas estaban abiertas de par en par permitiéndole el acceso a la luz. El cobertor estaba echado lejos de la cama y por encima de ella las sábanas se revolvían resguardando dos cuerpos, uno de ellos perfectamente reconocible.
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Los finales son nuevos comienzos
FanfictionHan pasado ya dos años desde que la perla Shikón fue reunida en su totalidad. Kagome no deja de pensar en su dolorosa despedida y en su regreso a casa. Allí trata de rearmar su vida. Sin embargo, todo se desmorona al reencontrarse con una cara famil...