Capítulo 8: Cara a cara

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Disclaimer: Inuyasha y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi. No recibo beneficios con esta historia.

Capítulo 8: Cara a cara.

Gotas de sudor discurrían por el rostro del moreno, quien día a día intensificaba su rutina diaria de ejercitación muscular. Flexiones, abdominales y múltiples estiramientos eran algunas de las operaciones que llevaba a cabo, y al finalizar, como siempre, una necesaria ducha. Bankotsu agradeció internamente el poder deleitarse con aquel momento predilecto del día sin interrupciones.

Al salir trenzó su cabello y se vistió con lo primero que encontró en el armario, por lo general ropa sobria y sin ninguna estampa extraña o llamativa. Entre más escueto mejor, ese era su lema.
Mientras que se colocaba la remera los recuerdos de los días anteriores volvieron a invadirlo. Kagome agitándose entre sus brazos, queriendo zafarse y luego correspondiendo a sus violentos besos. El roce entre ambos cuerpos, la deliciosa sensación de experimentar sus labios, aquellas imágenes lo habían estado torturando hasta ese instante y le habían hecho creer que perdería la razón de un momento a otro. Nadie nunca le había producido tal sacudida, por más bien que se lo pasara con otras mujeres, al final acababa olvidándolas a los pocos días.

El moreno agitó la cabeza con desaprobación pensando en lo ridículas que sonaban sus reflexiones. Al fin y al cabo ella solo era una niña mimada y despojada de cualquier tipo de atractivo, sus acciones solo habían sido consecuencia de meros impulsos nerviosos para callarla.

Al volverse descubrió su móvil tintineando en el mueble contiguo a la cama, sin saber hacía cuánto había estado sonando Bankotsu se lanzó precipitadamente sobre esta y lo atendió. Al otro lado una voz gruesa le hablaba con algo de impaciencia.

-Te tardas demasiado.-

-Qué quieres?- Respondió el muchacho devolviéndole la seriedad.

-Kazuma quiere verte, hay algo grande.- Mencionó sin más para luego colgar. El moreno se enfundó su chaqueta y salió al instante.

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La puerta del apartamento se abrió en silencio, la joven de cabello azabache depositó su bolso en el sofá contiguo a la entrada y suspiró profundamente, el piso estaba silencioso y solitario.
Durante el fin de semana Kagome había ido a visitar a su familia, llevaba varios meses sin verlos y últimamente en las conversaciones telefónicas con su madre había podido advertir un desánimo muy manifestado.

El volver a su antiguo hogar logró apaciguar la situación, el calor del reencuentro y las pláticas fueron interminables. Su habitación le trajo miles de recuerdos de su no muy lejana adolescencia e inevitablemente también arrastraron consigo recuerdos de aquel joven peliplata con el que había vivido miles de experiencias: amistades, batallas, celos y ante todo el primer amor. Hacía tiempo que no recordaba ni añoraba de una forma tan vívida a Inuyasha. Con la presencia de Bankotsu en su vida muchas cosas habían quedado atrás.

Aquel pensamiento la hizo volver en sí a su actual presente, ¿Aquello era bueno o malo? Esa pregunta quedó latente en sus cavilaciones. No, definitivamente viniendo de aquel sinvergüenza no podía ser nada bueno. A decir verdad su visita familiar había logrado alejarla un poco de los absurdos impulsos del moreno y su mal carácter. Todavía podía recordar con claridad como sus labios se unían con los de él.

Kagome exhaló aire y se dispuso a descargar las pequeñas mudas de ropa, antes de regresar a su ajetreada vida de estudiante tenía que hacerse cargo de los quehaceres diarios.

Los finales son nuevos comienzosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora