Segunda vida [Padre no quiero casarme]

VIII

"...Lo siento, hermana, pero debes olvidarme..."

Fragmento de un recuerdo-.

Jubelian se dio cuenta de algo muy importante, su madre debe ir con ella en el carruaje, por lo que no podrá hablar con el discípulo de su padre sobre el contrato para librarse del compromiso con el príncipe heredero, ¿Qué debe hacer? Max y Arthur observan a la princesa que parece estar en una crisis, Eleonor puede ver la relación de su hijastra con el chico misterioso.

—¿Sucede algo, Jubelian?—le pregunta a su hijastra que la mira pidiendo ayuda.

—No es nada, madre—miente.

—¿Por qué no vas junto con esté muchacho en el carruaje...—toca el hombro de Max sorprendiéndolo, al igual que los caballeros de Ploen que no pueden creer lo que dice la Duquesa—...mientras que yo voy en caballo junto con Arthur de regreso al Ducado?

—¡Duquesa!

—¡No es necesario, madre!

—Parece que tienes algo importante que hablar con el, no te preocupes.

—Pero...

—Hazlo, Jubelian—los caballeros siguen tratando de negar, pero Arthur dio un paso al frente.

—Princesa, la Duquesa estará en buenas manos conmigo.

—Pues si Sir Arthur lo dice...

Jubelian se sube junto a Max al carruaje, Arthur ayuda a Eleonor a subirse al caballo, en el camino los caballeros le preguntan a la Duquesa si va cómoda, si desea cambiar ir con alguno de ellos, pero Eleonor rechazo amablemente y dijo muchas veces que está bastante cómoda, que no tiene ningún inconveniente.

Arthur mira de reojo al carruaje, escucha atentamente la conversación, recuerda la vez que escucho al Duque hablar con su discípulo, el príncipe heredero, le parece bastante divertido que la princesa esté proponiéndole un contrato al príncipe para evitar casarse con el, suelta una pequeña risilla haciendo que Eleonor le pregunte que sucede, la única respuesta que le dio es que se acordó de algo del pasado.

Pronto llegaron al Ducado Ploen, el carruaje y los caballeros se tardaron un poco más, Arthur observa de reojo la tez de Eleonor, está mucho más saludable, salir un poco al sol le sirvió.

Cuando llegaron los demás y la princesa se bajo del carruaje junto al desconocido los caballeros hablaron.

—Señorita, ¿Puede explicarme? ¿Qué demonios está pasando aquí?

—Lo siento, la presentación llega tarde—dice sonriendo, mira primero a su madre que parece entender—, este es mi amante.

Eleonor sonríe haciendo que Jubelian comprenda que su madre ya lo sabía, Arthur le resta importancia y los caballeros se asombran ante la revelación.