Su pierna rebotaba en un tic nervioso, sentada en el asiento pasajero del coche de Lorenzo, cruzada de brazos y de un malhumor diferente al totalmente feliz de él.
-Párala o lo hago yo, sole mio.- le advirtió él con una suave voz.
Detuvo el rebote.-No entiendo por qué tienes que estar tú.-se quejó por centésima vez.-Soy una mujer adulta...-
-Muy consciente de eso soy, sole mio.-le cortó, sus ojos se desviaron de la entrada de la casa de Dave que estaban vigilando, al rostro de ella, y había algo oscuro y pecaminoso que los hacían completamente irresistibles de apartar la mirada.
Tragó saliva. -Puedo cuidarme.-
-Lo sé, pero yo puedo cuidarte mejor.-
Puso los ojos en blanco.-Eres como hablar con la pared, ¿lo sabías?-
-Bueno, hablar no es uno de mis mejores encantos. Prefiero usar mis manos, mi lengua...-torció la sonrisa.
-Oh, por favor.-resopló.
Él se volvió en el asiento enfrentándola.-¿Acaso no lo disfrutaste?-
-¿De qué?- se hizo la tonta.
-No puedes negar que fue el mejor beso que alguna vez alguien te haya dado, y sé que por los idiotas con los que salías, que fui el mejor.-
Rechinó los dientes.-Estás tan lleno de arrogancia.-
-Y, tú de deseo por mí, sole mio. Lo sé con tan sólo mirar a tus ojos devorándome.-
-¡Eso no es para nada cierto!-chilló.
Él rió.- Como quieras, engáñate a ti misma pero yo conozco tu verdadero ser, lo que pone caliente esa sangre y cuerpo. Y...-se inclinó hacia ella, su mirada caliente trabada en ella.-voy a poner a prueba el límite.- su voz ronca, llena de excitación.
La tenía completamente paralizada, el pulso latiéndole desquiciado, los pulmones apenas pudiendo ponerse al día con su corazón.
-No creo que a mi novio le guste.-
Él estrechó la mirada.-No tienes novio.-afirmó.
Miró al frente. -Claro que sí. De hecho, me está por llamar para comprobar cómo estoy.- gran y gorda mentira, como la que se decía a sí misma de no sentir el fuerte deseo por él estando allí atrapados en tan reducido espacio.
-Pues, mi más sentido pésame.-dijo él.
Le frunció el ceño.-¿Por qué?-
Él se enderezó agarrando con sus dos manos el volante con extrema fuerza.-Porque te convertirás en viuda antes de siquiera estar casada.-
-¡Lorenzo!-chilló, y justo su teléfono sonó.
Las miradas de ambos se dispararon al bolso en su regazo como una bomba a punto de estallar.
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Venganza a la Italiana
Lãng mạnRica Nolton está desesperada, su mejor amiga ha desaparecido sin dejar rastro alguno. Las sospechas de inmediato recaen en su pareja, pero no hay evidencia que respalde su corazonada. La policía no quiere escuchar sus gritos de ayuda, porque sin cue...