CAPITULO 14 SU REINA

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Dos semanas después

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Dos semanas después...

Le lanzó un puñetazo. Lorenzo se lo esquivó, le agarró de las caderas y giró, haciéndole traba con el pie, tumbándola al suelo. De nuevo. Soltó un gemido fuerte para que notara su fastidio con él. Ya era la cuarta vez que la derribaba.

Se le montó encima de la espalda, torciéndole suavemente el brazo detrás.-Y, estás acabada, sole mio.-podía oír lo divertido que estaba.

-Aún no.-gruñó.

-¿No? Y, ¿a qué esperas?-

Rechinó los dientes.-Estoy pensando.-

Él rió.

La soltó y se levantó de encima. Le tendió la mano para ayudarla a incorporarse.-No hay tiempo para pensar en una situación así, sole mio.-

Se sacudió la tierra del trasero. Estaban en el jardín de la casa de campo que él tenía, entrenando y a pesar de la escayola aun en su muñeca y las heridas del cuerpo, no podía ganarle. El tipo era un jodido toro.

Le miró feo.- Bueno, es práctica, Lorenzo, para eso estamos aquí. Para que mi cerebro se acostumbre a tus malditos ataques.-

-No te enojes, sole mio, -la tomó de las caderas.- no es mi culpa que no seas tan buena en el físico como en tu físico.-

Le frunció el ceño. -Ya córtalo.-

-¿Qué?-tiró de ella para que sus cuerpos se tocaran. -¿No puedo regodearme del buen trasero que tienes?-

-No.-

El rió entre dientes. Bajó el rostro, sus labios acariciándole la mejilla.-Me encanta cuando estás enojada.-le rozó con un beso y pese a su enfado, su traicionero cuerpo reaccionó, muy feliz y deseoso por más. Volvió el rostro, sus labios buscándoles también. -Eso es, sole mio, no te enfades, ámame.-

Sus bocas se rozaron, sus alientos entremezclándose. Aplanó la mano en su pecho sintiendo lo tan fuerte que él era. Su Superman.

Acarició su pecho bajando por sus brazos. - Lorenzo...-susurró. Llegó a su muñeca y se la envolvió con los dedos.

-¿Sí, sole mio?-

Antes de que su boca la tocara, le agarró de la muñeca con fuerza girándose, quedando espaldas a él y se dobló para adelanta jalándole consigo. Salió volando por encima de su hombro al pasto. -¡Sí!-se puso a brincar contenta.- ¡Finalmente!-le apuntó con el brazo.-¡Te derrumbé!-

Él se incorporó sobre un codo mirándole desde allí abajo. -Eso fue sucio.-

-En el amor y en la guerra se vale todo.-canturreó.

-¿Es así?-

Algo en su mirada le dijo que se preparara. Él se puso de pie de un salto con esa facilidad que tenía y ella pegó un chillido saliendo disparada corriendo.

Venganza a la ItalianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora