CAPITULO 10 ¿HA ASESINADO A ALGUIEN ULTIMAMENTE, SEÑORA?

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Abrió los ojos de golpe, el terror, la angustia y tristeza agolpándose en su pecho

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Abrió los ojos de golpe, el terror, la angustia y tristeza agolpándose en su pecho. Se incorporó en la cama empapada en sudor, el aliento escapándole de la boca. Lorenzo a su lado despertó también y la abrazó:-Tranquila, nena, ya pasó, fue un sueño.-le calmaba acariciándole los brazos.

Era la tercera noche seguida que tenía pesadillas. Desde ese día, no había parado de soñar con la muerte de Stella. Con cómo la persiguió en su coche, cazándola como un animal y pasándole por arriba como si no valiera nada, y luego regresó a la casa con su jodida amante.

Se largó a llorar. Lorenzo la acunó en su pecho susurrándole palabras consoladoras.

La muerte de Dave, si bien trajo algo de paz a su deseo de venganza, también atrajo la atención de los noticieros. Dado que su novia había primero desaparecido y luego él. La investigación aún estaba en movimiento, pero era lenta y nada parecía apuntar a ellos.

 La investigación aún estaba en movimiento, pero era lenta y nada parecía apuntar a ellos

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Lorenzo tocó bocina despidiéndose. La había dejado en su departamento para que recogiera sus cosas y las llevara al suyo, donde ahora vivía. Él no quería dejarla sola un momento con la aun latente amenaza de Mateo. Además, siendo honesta, no había habido un sólo día que no hubiera despertado en su cama, y le gustaba. Le gustaba despertar mirando a su rostro, desayunar juntos, volver del trabajo y encontrarle esperándola con una gran sonrisa y una deliciosa comida.

Subió los escalones a su piso. Davinia estaría a cinco minutos de llegar. Lorenzo pese a no desearlo, tuvo que dejarla por una emergencia del restaurante, pero Davinia le supliría hasta que terminara.

Llegó a su piso y no se sorprendió al ver a dos oficiales de policías parados en su puerta. Había esperado que este día llegara.

Los hombres se volvieron al oírla llegar.

-¿Señorita Nolton?-preguntó el que parecía ser de mayor edad, quizás 55.

-Así es.-contestó, procurando mantener su tono calmo, normal, imitando los ejercicios de respiraciones que Lorenzo le había enseñado para no delatarse si se ponía nerviosa.

-Lamentamos importunarla, pero quisiera saber si podríamos hacerles unas preguntas.-

Caminó a su puerta con las llaves en manos.-¿Referente?-pasó entre ellos.

Venganza a la ItalianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora