Salía de su departamento para ir a trabajar. Bajó la escalera guardando las llaves en la cartera, cuando alzó la vista y se detuvo en seco.
Al pie de la escalera, apoyado de espaldas en la baranda, estaba Lorenzo.
Su estúpido corazón comenzó a latirle deprisa, feliz y contento. Su mente repasándole con esos candentes momentos de la pasada noche. Hizo todo su esfuerzo para reprimir el agradable estremecimiento que le recorrió el cuerpo.
Terminó de bajar y le pasó de largo como si no estuviera allí. Oyó sus pisadas alcanzándole enseguida. Con esas largas piernas que tenía, podía dar dos pasos y dar la vuelta al mundo.
-Te estuve llamando.- le dijo, su voz sonó posesivo.
-Estaba ocupada.-respondió.
-¿Acosando a Dave y su novia?-
-Ajham.-
Silencio y su mano le agarró del brazo, deteniendo su rápido andar. La giró para que le mirara a la cara arrugada con su característico ceño.-¿Qué te pasa?-demandó.
-Nada.-bajó la mirada a su pecho, no queriendo que esos ojos la doblegaran.
-Rica.-le regañó.
-Estoy ocupada.-repitió y dio un paso atrás para alejarse, pero la mano de él se cerró con más fuerza en su brazo impidiéndole hacerlo.
-Rica.-su voz de nuevo amenazaba por una honesta respuesta.
-¿Qué quieres, Lorenzo?-
-Bueno, primero que me mires a los ojos.-con dos dedos le tomó el mentón, alzándoselo. Inevitablemente, sus ojos le buscaron y todo su interior se volvió fuego líquido. Su corazón se acelerado como un colibrí en primavera. Él le sonrió.-Eso es. Ahora, ¿Por qué no respondes a mis llamados?-
-Estoy...-la interrumpió:-No me hagas sacarte la verdad, Rica.-
Tragó saliva.
-Es la verdad.-
-¿Lo es?-
Se mordió la mejilla, sintiendo la fuerte amenaza que él desprendía.
-Vale.-dijo él y soltó su cara.- Entonces, no me dejas otra alternativa.-
De pronto, se dobló atrapándola con ambos brazos, alzándola del piso y lanzándola sobre su hombro. -¡Lorenzo!-
Su gran mano se curvó en su muslo por debajo de la falda. -Te lo advertí. No me gusta que me mientan. - empezó a caminar con ella.- Ahora no tengo más alternativa que sacarte la verdad con tortura.-
-¡¿Qué?!-exclamó horrorizada.
-Dulce tortura.-
Todos los que pasaban la miraban. Ella se cubrió el rostro con la mano a la vez que con la otra tiraba de su falda para que no vieran su ropa interior. La otra mano de él le palmeó apartándosela. –Lorenzo, bájame de una vez o te juro que...-
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Venganza a la Italiana
RomansaRica Nolton está desesperada, su mejor amiga ha desaparecido sin dejar rastro alguno. Las sospechas de inmediato recaen en su pareja, pero no hay evidencia que respalde su corazonada. La policía no quiere escuchar sus gritos de ayuda, porque sin cue...