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M

—WOW, YOU ARE AMAZING.

Minji río bastante agradecida con el elogio de Hanni, pero también avergonzada porque no disfrutaba mucho ver sus partidos de voleibol con otras personas. Aunque había que ser realistas y es que Hanni insistió mucho al respecto, así no fue tanto por voluntad propia.

Luego de que el gas llegase, lo colocaran en la cocina y Minji pudiera hacer un rico desayuno con sopa de algas (como le había enseñado su madre), un poco de arroz cocido, huevo y otras exquisiteces más, Hanni pareció tener una recuperación bastante exitosa y rápida. Para Minji fue sorprendente cómo la resistencia de Hanni parecía algo sumamente estable y nada de lo que preocuparse. Ahora estaba comiendo y mirando en su teléfono uno de sus partidos más exitosos, el cual fue increíble para el equipo completo.

—¿Por qué siempre estás al medio? —preguntó con su boca llena de arroz.

Estuvo viendo casi todo el rato aquel partido, pero no había surgido la iniciativa de explicarle en qué consistía el voleibol para que lo entendiera mejor.

—Mi posicionamiento es de armador —explicó —. Digamos que le doy el pase a los rematadores para que hagan punto.

—Oh, entiendo —asintió. —¿Pero por qué hay una que tiene otro color en su uniforme?

Minji volteó a mirarla con impresión, ya que, como tenía entendido, Hanni dijo que lo más cerca que estuvo del voleibol fue Haikyuu. Entonces, creería que sabía ciertas cosas del deporte en sí, pero... no, la verdad es que no.

—Se le llama líbero. Generalmente suelen ser jugadores bajos que se quedan detrás defendiendo y no juegan todo el partido, cada tanto se va cambiando, pero es muy necesario en el voleibol —respondió.

—Ah... ¡Cómo Nishinoya de Haikyuu!

Con una risa divertida, Minji asintió. Bueno, al menos había relacionado los conceptos correctamente.

—¿Yo debería ser líbero? —consultó curiosa.

—Probablemente. A menos que saltes como Hinata y logres hacer remates muy altos a pesar de medir poco.

—Ay no, yo no hago saltos así —negó —. Me gustaría quedarme atrás.

—Se entiende mucho —sonrió.

Hanni continuó comiendo mientras miraba lo que quedaba de partido y Minji, inevitablemente, la miró con tranquilidad. Se sentía como estar con un punto de energía que disparaba la misma para todos lados con total facilidad. Eso era algo que Minji no veía con frecuencia en las personas, así que cuando lo notaba le gustaba admirarlo y pensar de que manera ella podría ser más así y no vivir llena de amargura y autoexigencia que la dañaba.

—¿Nunca has jugado voleibol? —preguntó de repente.

La chica enfrente suyo tragó lo que comía y negó con la cabeza.

—En mi escuela yo era la que recogía los balones —dijo —. Era pequeña según todos mis compañeros y nunca me dejaron jugar, pero tampoco me esmeré mucho en conseguir un lugar en el equipo.

—Oh... —Minji no supo cómo contestar a eso.

—Pero, ¿sabes que mejoré con eso? Que me ayudó mucho para llegar a las audiciones si iba tarde.

—¿Qué?

Hanni inhaló con confianza.

—Mi rapidez y resistencia para correr —contestó.

—¿Recogiendo balones mejoraste eso?

—Bueno, las chicas del equipo me molestaban y hacían saques muy largos a propósito para que yo fuera corriendo a buscar el balón y fastidiarme. Pero claro, yo no quería darles en el gusto, así que me propuse a mí misma correr cada vez más rápido para que ellas dejaran de creer que si tiraban el balón más lejos, me cansaría y lo haría mal. Finalmente dejaron de hacerlo y mejoré mucho mi rapidez y resistencia. Además, le tomé un verdadero gusto a correr. Creo que de todos los ejercicios que pude hacer años anteriores, solo me gusta correr. ¡Me gusta mucho!